“Estáse ardiendo el mundo. Quieren tornar a sentenciar a
Cristo, pues le levantan mil testimonios y quieren poner su Iglesia por el
suelo. ¡Oh, Padre eterno! Mirad que no son de olvidar tantos azotes e injurias.
¿Siempre que tornamos a pecar lo ha de
pagar este amantísimo cordero? No lo permitáis, Señor. Os lo suplico por quien
Vos sois: habed lástima de tantas almas como se pierden y favoreced vuestra
Iglesia. No permitáis ya más daños en la cristiandad.”
(Santa Teresa de Jesús, Camino,
1 y 3).
No hay comentarios:
Publicar un comentario