martes, 31 de marzo de 2015

Para probar a sus amadores

“Quiere el Señor que en la vida no falte el sufrimiento, para probar a sus amadores y saber si podrán beber el cáliz y ayudarle a llevar la Cruz. Padecer quiero, Señor, pues Vos padecisteis. Cúmplase en mí de todas maneras vuestra voluntad”.


(Santa Teresa de Jesús, Vida 11,11-12).

10ª Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras (Vía Crucis X)

        “Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Se repartieron sus vestidos echando a suertes”. (Lc.23,34).

Al contemplar a Jesús despojado de su túnica recordamos que la misma pureza se ha dejado desnudar para revestirnos a nosotros con el vestido de la gracia. Pedimos al Señor por los sacerdotes y consagrados para que su interior y también por su porte externo –cumpliendo la norma de la Iglesia respeto al traje eclesiástico y el hábito religioso- sean ejemplo de pureza, pudor y modestia, de desprendimiento y pobreza.  

Reparamos por todos los sacerdotes y consagrados que con su forma de vestir buscan disimular su condición y privan al mundo del signo sensible de su consagración. Reparamos también por los pecados de impureza en los que puedan haber caído por descuido y debilidad.


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


Por este camino que fue Cristo han de ir los que le siguen

“En la vida, todos llevan sus cruces aunque diferentes: que por este camino que fue Cristo han de ir los que le siguen, si no se quieren perder; y ¡bienaventuradas cruces, que aun acá en la vida tan sobradamente se pagan!”


(Santa Teresa de Jesús, Vida 11,5).

9ª Estación: Jesús cae por tercera vez (Vía Crucis IX)

Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ver si hay dolor semejante al dolor que me inflige, con el que Yahvé me ha herido el día de su ardiente cólera” (Lam 1, 12).

En esta última caída de Jesús antes de llegar al Calvario, en la que nuevamente se levanta para cumplir la voluntad del Padre, presentamos al Señor a los sacerdotes y consagrados ancianos. Ellos acumulan años de entrega, de sacrificio y de perseverancia. Pedimos por ellos para que ahora en su ancianidad vean recompensados sus trabajos y como el anciano Simeón aguarden en oración el momento de la manifestación del Señor que vendrá a buscarlos para sentarlos en las bodas eternas. Pedimos también para que se sientan valorados por su Iglesia y sus comunidades, que nunca se sientan solos y abandonados, que nunca le venza la tentación de sentirse inútiles por verse incapacitados para el trabajo apostólico.  

Reparamos también por aquellos sacerdotes y consagrados que llegados a la ancianidad han perdido la fe y la esperanza, se han enfriado en la caridad, han endurecido sus corazones al amor de Cristo.


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


lunes, 30 de marzo de 2015

Olvidará sus dolores por consolar los vuestros

“En la hora del dolor, mirad a Jesús camino del huerto o atado a la columna, 
puesto en tanta soledad: el uno con el otro os podéis consolar. 
O miradle cargado con la Cruz, que aún no le dejaban hartar de huelgo. 
Os mirará Él con unos ojos tan hermosos y piadosos, 
y olvidará sus dolores por consolar los vuestros, 
sólo porque os vais con Él y volváis la cabeza a mirarle.”


(Santa Teresa de Jesús, Camino 26,5).

8ª Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. (Vía Crucis VIII)

Le seguía una gran multitud de pueblo y mujeres que se dolían y lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad mas bien por vosotras y por vuestros hijos”” (Lc. 23, 27-28).

 “No lloréis por mí, llorad más bien por vosotros y por vuestros hijos” – le dice Jesús a aquellas mujeres. Los sacerdotes y consagrados están llamados a ser colaboradores particulares de Jesús en la redención de sus hermanos mediante su vida de oración y sacrificio; no solo han de ofrecerse por sí mismos y hacer penitencia por sus pecados, sino también han de hacerlo por sus hermanos. Presentamos al Señor a los sacerdotes y consagrados para que renueven cada día su conciencia de ser corredentores con Cristo y que descubran el valor sacrificial de sus vidas entregándose a la oración y  a la penitencia.  

Reparamos por sacerdotes y consagrados que viven inmersos en la sociedad del consumo y del materialismo, por aquellos que buscan afanosamente la comodidad y la vida placentera, por aquellos que son inconscientes de la responsabilidad que tienen sobre las almas.


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


Ésta ha de ser vuestra empresa

“Tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía que una y otra vez no nos deja de llamar para que nos acerquemos a Él… Abrazaos con la cruz que Jesús llevó sobre sí, y entended que ésta ha de ser vuestra empresa: el que más pudiere padecer, que padezca más por Él, y será mejor librado”


(Santa Teresa de Jesús, Moradas 2,1; 2-7).

7ª Estación: Jesús cae por segunda vez. (Vía Crucis VII)

Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros.” (Is 53,56).

Una nueva caída de Jesús en su ascenso al Calvario. ¡Qué frágil te has hecho, Jesús! En esta estación presentamos a los sacerdotes y consagrados que han llegado a la madurez para que a pesar de las dificultades y sufrimientos, a pesar también del propio pecado y fragilidad, sigan esforzándose en la búsqueda de la santidad fortaleciendo su unión con Jesús. Presentamos también al Señor a los sacerdotes y consagrados que se encuentran en crisis, que ha perdido el sentido de sus vidas y de su vocación, para que no sucumban ante la tentación del abandono por una vida más fácil y sin dificultades.  

Queremos reparar también por aquellos sacerdotes y consagrados que de forma consciente rechazan la llamada de Dios a convertirse, por aquellos que se resisten a obedecer y que no admiten las correcciones y consejos de los superiores.  Reparamos también por aquellos que viven la vocación como una profesión civil y como un medio de vida más.


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


domingo, 29 de marzo de 2015

Acuérdate de su mansísimo y hermoso rostro

“Cuando pienses en el Señor, o en su vida y Pasión, acuérdate de su mansísimo y hermoso rostro, que es grandísimo consuelo. Será como un recuerdo suave que cale en tu memoria. Podrá llegar a quedar tan esculpida en tu mente esta imagen gloriosísima, que jamás se borre de ella hasta que la veas adonde para sin fin la puedas gozar.”


(Santa Teresa de Jesús, Moradas 6,9,14-3).

6ª Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús. (Vía Crucis VI)

No tenía apariencia ni presencia: le vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable y no le tuvimos en cuenta”. (Is 53,2-3)

Una mujer valiente, sin dejarse llevar por los respetos humanos, sale de entre la multitud para enjugar el rostro ensangrentado de Jesús. En esa mujer vemos la virtud de la piedad y de la delicadeza que los sacerdotes y las almas consagradas han de tener hacia el Señor y hacia sus cosas. ¡Almas piadosas y delicadas! Pedimos por los sacerdotes y consagrados que se esmeran en todo lo relativo a la celebración del oficio y de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía, para dar culto a Dios de la mejor manera posible  para que no se desanimen aunque su esfuerzo no sea valorado o incluso a veces sea ridiculizado o criticado.  

Y al contemplar esta estación, reparamos al Señor por aquellos sacerdotes y consagrados que creen que pueden manipular la liturgia a su gusto y antojo; reparamos también por aquellos que no respetan las normas litúrgicas y celebrativas. Queremos también reparar por aquellos que consienten y callan ante los sacrilegios, profanaciones y blasfemias contra el Señor.


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


5ª Estación: El Cirineo ayuda a llevar la Cruz. (Vía Crucis V)

“Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.” (Lc 23,26).

La cruz se hace pesada para el mismo Jesús. Un hombre es obligado por la tropa a ayudarle, pero ¡cuál no sería su dicha! Recordando las palabras del Maestro: “Lo que hagáis a uno de estos mis humildes hermanos, a mí me lo hacéis”, pedimos por los sacerdotes y especialmente por tantas almas consagradas que dedican sus vidas a la obras de misericordia espirituales y corporales en colegios, centros de atención, hospitales, asilos, residencias  de forma asociada o individual y de muchas otras formas… Pedimos también por los sacerdotes que se encuentran en dificultades tanto físicas como espirituales, para que encuentren siempre ayuda por parte de sus superiores, de sus confesores y directores espirituales, así como de sus comunidades y parroquias.

Reparamos por aquellos sacerdotes y consagrados que cegados por el egoísmo y la comodidad se hacen indolentes ante el dolor ajeno y cierran sus corazones ante las necesidades de sus hermanos.


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


sábado, 28 de marzo de 2015

Él gusta mucho de que nos dolamos de sus penas

“Es larga la vida, y hay en ella muchos trabajos, 
y hemos menester mirar a nuestro dechado, Cristo, cómo los pasó. 
Es muy buena compañía el buen Jesús para no apartarnos de ella, 
y su sacratísima Madre, 
y Él gusta mucho de que nos dolamos de sus penas”.


(Santa Teresa de Jesús, Moradas 6,7,13).

4ª Estación: Jesús encuentra a su Santísima Madre. (Vía Crucis IV)

      “Simeón los bendijo y dijo a María su madre: Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el alma, a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.” (Lc. 2, 34-35).

Jesús y María: el Corazón del Hijo y el Corazón de la Madre. Dos corazones que se palpitan al mismo ritmo, que aman y buscan lo mismo, dos corazones con los mismos sentimientos, con los mismos intereses, dos corazones que se entregan e inmolan.  Presentamos al Señor a los sacerdotes y consagrados: para que sus corazones sean semejantes al de Jesús y al de María. Pedimos también por aquellos que sienten la orfandad al haber perdido a sus seres queridos, particularmente a sus padres, para que la verdad de la resurrección los conforte, recordando las palabras del Maestro: “Todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”

Reparamos a los Sagrados Corazones por aquellos sacerdotes y consagrados que viven apegados y dominados por los afectos humanos. Queremos reparar también por aquellos que por falta de confianza en las palabras del Señor y por las renuncias que implican se resisten a seguir la llamada al sacerdocio o la vida consagrada.  


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


Amor saca amor

“Es muy buen amigo Cristo, porque le miramos hombre y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía. Es muy fácil hallarle cabe sí. Siempre que pensemos en Cristo, es bien nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes, y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene: que amor saca amor”.


(Santa Teresa de Jesús, Vida 22,0-14).

3ª Estación: Jesús cae por primera vez. (Vía Crucis III)

        “En verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, quedará sólo; pero si muere, dará mucho fruto”. (Jn. 12,24)

Estremece contemplar a todo un Dios totalmente agotado y extenuado a ras de suelo por el peso de la cruz. Solo hay una explicación: Amor. La vocación del sacerdote y del consagrado es cuestión de amor, un amor que se realiza en la fidelidad y entrega diaria a Aquel a quién se ama. Amor que solo busca el bien del Amado. ¡Sacerdotes y consagrados enamorados del Señor! Pedimos para que nunca su amor se apague, que cada día crezca y aumente más, que aquellos que se han enfriado vuelvan al amor primero que los cautivó. Recordando siempre que “el amor consiste no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.”

Y contemplando el amor del Señor manifestado en su Pasión, reparemos por aquellos sacerdotes y consagrados que ya no aman, que se han olvidado del sentido de sus vidas, que se conforman con la mediocridad de un vida sin amor. Reparemos también por aquellos que no aspiran a la santidad, que viven abandonados en el pecado, que no frecuentan la confesión. 


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


viernes, 27 de marzo de 2015

A los que Dios mucho quiere


“A los que Dios mucho quiere, lleva por camino de trabajos, y mientras más los ama, mayores. El premio de los trabajos  es el amor de Dios. Por tan precioso precio, ¿quién no los amará?”


(Sta. Teresa de Jesús, Camino 18,1; Carta S.31,2).

2ª Estación: Jesús carga con la cruz. (Vía Crucis II)

Tomaron, pues, a Jesús, que, llevando su cruz, salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota” (Jn. 19,17).

Comienza el ascenso al Calvario, monte de salvación, y cargan a Cristo con la cruz, instrumento cruel de tortura, pero que se ha convertido en instrumento de amor. En este comienzo del ascenso, presentamos al Señor  a los sacerdotes más jóvenes y aquellos consagrados que han hecho su profesión recientemente. Se han terminado las mieles del noviazgo (noviciado) y comienza el áspero camino de la entrega diaria y el cumplimiento de las obligaciones de su estado y ministerio. Para ellos pedimos la perseverancia y la valentía para la donación de sí mismos, teniendo presentes las palabras del Maestro: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.”


Al ver a Cristo cargado con la cruz, queremos reparar por tantos sacerdotes y consagrados que llevados por el cansancio, el desánimo, la pereza y desidia dejan de cumplir las obligaciones que adquirieron el día de su ordenación y de su consagración, así como las de su ministerio y vida apostólica.  

(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


Quieren tornar a sentenciar a Cristo

“Estáse ardiendo el mundo. Quieren tornar a sentenciar a Cristo, pues le levantan mil testimonios y quieren poner su Iglesia por el suelo. ¡Oh, Padre eterno! Mirad que no son de olvidar tantos azotes e injurias. ¿Siempre  que tornamos a pecar lo ha de pagar este amantísimo cordero? No lo permitáis, Señor. Os lo suplico por quien Vos sois: habed lástima de tantas almas como se pierden y favoreced vuestra Iglesia. No permitáis ya más daños en la cristiandad.” 

(Santa Teresa de Jesús, Camino, 1 y 3).


1ª Estación: Jesús es condenado a muerte. (Vía Crucis I)


                 Pilato, queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle azotado, lo entregó para que lo crucificasen”. (Mc. 5,15).

Al contemplar a Cristo condenado injustamente, le presentamos a  los sacerdotes y consagrados que por diversas causas y en diferentes situaciones son perseguidos, calumniados, difamados por causa del Evangelio, llegando incluso a la tortura y el martirio. En ellos se cumplen las palabras del Maestro: “Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo." Para ellos pedimos, la fortaleza de ánimo para soportar con alegría los sufrimientos morales y físicos.  

Al contemplar a Cristo condenado a muerte, queremos también reparar por aquellos sacerdotes y consagrados que son causa de escándalo y piedra de tropiezo. Pedimos para ellos la conversión.

(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)



jueves, 26 de marzo de 2015

Institutos Seculares (V)

“Debemos expresar una profunda gratitud al Padre de infinita misericordia, quien ha considerado en su corazón las necesidades de la humanidad, y con la fuerza vivificadora del Espíritu ha emprendido en este siglo iniciativas nuevas para su redención. Sea honor y gloria a Dios por esta irrupción de gracia, los Institutos Seculares, en los cuales manifiesta su inagotable benevolencia con que la propia Iglesia ama al mundo en nombre de su Dios y Señor.

          La novedad del don que el Espíritu ha hecho a la fecundidad perenne de la Iglesia, en respuesta a las exigencias de nuestro tiempo, se aprecia sólo si se comprenden bien sus elementos constitutivos en su inseparabilidad: la consagración y la secularidad; el consiguiente apostolado de testimonio, de compromiso cristiano en la vida social y de evangelización; la fraternidad, que, no determinada por una comunidad de vida, es verdaderamente comunión; la misma forma externa de vida, que no se distingue del ambiente en el cual está presente.

          En este momento es obligado conocer y dar a conocer esta vocación tan actual y, aun diría yo, tan urgente de personas que se consagran a Dios practicando los consejos evangélicos, y con tal consagración especial, se esfuerzan por impregnar toda su sida y todas sus actividades creando en sí mismas una total disponibilidad a la voluntad del Padre y trabajando por cambiar el mundo desde dentro.


 (Discurso a la Asamblea Plenaria de la Sagrada Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares, S.S. San Juan Pablo II, 6 de mayo de 1983).

miércoles, 25 de marzo de 2015

Afición al voto de pobreza. Santa Teresita del Niño Jesús (XX).

Desde mi toma de hábito había yo recibido abundantes luces sobre la perfección religiosa, principalmente sobre el voto de pobreza. Durante mi postulantado me gustaba tener a mi servicio cosas bonitas y encontrar a mano cuanto necesitaba. “Mi Director” soportaba aquello pacientemente, pues no le gusta dirigir a las almas enseñándoles todo a la vez, sino que suele ir concediendo poco a poco sus luces.

Una noche, después de completas, busqué en vano nuestra pequeña lámpara en los anaqueles destinados a este uso. Estábamos en silencio riguroso; era, pues, imposible reclamarla… Comprendí que alguna hermana, creyendo coger su lámpara, había cogido la nuestra. A pesar de la gran falta que me hacía, en vez de pasar pena por verme privada de ella, me alegré mucho, pensando que la pobreza consiste no sólo en verse privada de las cosas agradables, sino también de las indispensables. Así fue cómo en medio de las tinieblas exteriores fui iluminada interiormente.

Me entró, por entonces, una verdadera afición a los objetos más feos y menos cómodos. Por eso fue grande la alegría que experimenté cuando me quitaron de la celda el gracioso cantarillo que yo usaba, y en su lugar me dieron un cántaro grande, todo desportillado…


(Historia de un alma. Relato autobiográfico de Santa Teresita del Niño Jesús).


martes, 24 de marzo de 2015

Conferencia de San Juan Bosco a unos novicios (XV)

Cuando estéis agitados, no toméis ninguna deliberación. Tened bien presente lo que se lee en Isaías: Non in commotione Dominus. El Señor no se encuentra jamás al lado de las resoluciones que se toman cuando se está agitado.

Por el contrario, orad; orad mucho; pensad en la vanidad de las cosas de este mundo, cómo pasa todo con la muerte; y tómense las deliberaciones poniéndose en el punto de la muerte. ¿En aquel momento estaría contento de haber abandonado la vocación? ¿De no haber sido capaz de soportar aquel cargo, aquella obediencia, aquella mortificación?


Frecuéntense los sacramentos. Es con Jesús en el corazón con quien es necesario deliberar. Sí, háblese con Jesús, dígasele lo que uno quiere, o mejor, pídasele la fortaleza y la perseverancia, pero de ningún modo se hable con los compañeros. El hablar de esto, a mí me parece una insensatez culpable. Arruinas tu alma y te expones a asesinar la de tu compañero.


lunes, 23 de marzo de 2015

Envolviendo pastillas de chocolate


“Ayer, a la hora del trabajo, un cielo azul espléndido rodeaba el monasterio… Un día claro de invierno reinaba en estos campos de Castilla.

La obediencia me mandó a empaquetar chocolate a la fábrica.

Una pena muy grande tenía por dentro…; me agarré al crucifijo y me dispuse a cumplir la obediencia…, y Tú, Señor, me hiciste pensar: ¿Qué mejor flor que la penitencia?... Tenía gana de llorar, pero en comunidad no se puede…

Penitencia viniste a hacer, ¿de qué te quejas, hermano? ¡Si tú supieras que cada lágrima derramada por mi amor en la penitencia del claustro es un obsequio que hace cantar de alegría a los ángeles del Cielo!

Ánimo, Rafael, parece que Dios me decía…., todo pasa… Y, bendito Jesús, la pena se me quitaba, ya no importaba la belleza del día ni de la nada de la tierra; yo sabía que Dios me ayudaba y que Dios me bendecía, y en mi torpe trabajo para empaquetar chocolate a nadie de la tierra ni del Cielo envidiaba, pues pensaba que si los santos del Cielo pudieran bajar un momento a la tierra, sería para desde aquí aumentar la gloria de Dios, aunque no fuera más que con un Avemaría, de rodillas, en silencio…, o quién sabe…., envolviendo pastillas de chocolate.”

(Saber Esperar, S. Rafael Arnaiz.)


sábado, 21 de marzo de 2015

P. Mendizábal (III)

La consagración de María a Dios, que ella mantuvo siempre, se realiza de nuevo en el momento en que tiene entre sus brazos al Hijo de Dios recién nacido. Allí lo tiene entre sus brazos, y le diría sin duda: “Jesús, mis ojos sólo para mirarte; véante mis ojos, pues eres lumbre de ellos y sólo para Ti quiero tenerlos, sólo para Ti. Mis labios para besarte. Mis manos para cuidarte. Mi corazón para amarte.”


(En el Corazón de Cristo, P. Mendizábal).


viernes, 20 de marzo de 2015

Vestido de bodas. Santa Teresita del Niño Jesús (XIX).

Comprendí también que una prometida tenía que estar aderezada para el día de sus bodas, y yo nada había hecho aún a este respecto… Entonces le dije a Jesús: “¡Oh, Dios mío! No os pido pronunciar mis santos votos, esperaré todo el tiempo que queráis. Lo único que deseo es que mi unión con vos no se vea diferida por mi culpa. Voy a poner todo mi empeño en ir preparándome un hermoso vestido, recamado de perlas. Cuando lo juzguéis suficientemente hermoso y enriquecido, ¡estoy segura de que ni todas las criaturas del mundo juntas podrán impediros bajar hasta mí a fin de unirme para siempre a vos, Amado mío!”


(Historia de un alma. Relato autobiográfico de Santa Teresita del Niño Jesús).


jueves, 19 de marzo de 2015

Oración a S. José


Oh glorioso patriarca San José, padre tutelar de Nuestro Señor Jesucristo, en este día te pido por _______________. El igual que tu fue tomado de entre los hombres para servir a Dios. Ayúdalo a imitar tu gran fe, tu castidad perfecta, tu entrega total al servicio de Dios sin mirar las consecuencias, tu humildad, tu trabajo constante, tu pobreza, tu obediencia, todas tus virtudes y tu "SI" heroico. Ayúdalo a imitarte a ti y a tu Hijo Jesús en todo. Ayúdalo a ser un buen sacerdote para los ojos de Dios, ayúdalo en su soledad y en sus momentos de tentación. Acompáñalo en todos los momentos difíciles de su vida y en sus momentos de alegría también. Defiéndelo de todos los que quieren hacerle algún daño físico o moral, como defendiste a Nuestro Señor Jesucristo, hasta que llegue al reino de los cielos a gozar contigo para siempre de la presencia de Dios nuestro Padre. Amen.


miércoles, 18 de marzo de 2015

Deseos de profesar. Santa Teresita del Niño Jesús (XVIII).

Al terminar mi año de noviciado, nuestra Madre me dijo que no soñara con pedir la profesión. Debía esperar, todavía, ocho meses….

En un principio se me hizo dificilísimo aceptar este gran sacrificio; pero pronto brotó una luz en mi alma.

Un día, durante la oración, comprendí que el deseo tan vivo que tenía de profesar iba mezclado con un gran amor propio. Puesto que me había entregado a Jesús para complacerle y consolarle, no debía obligarle a hacer mi voluntad en lugar de la suya.


(Historia de un alma. Relato autobiográfico de Santa Teresita del Niño Jesús).

martes, 17 de marzo de 2015

Conferencia de San Juan Bosco a unos novicios (XIV).

Guardad secreto, esto es, no habléis con ninguno de esta vuestra duda, o de esta tentación, o de esta ya casi victoria que el demonio ha obtenido sobre vosotros; por lo que más queráis, no promováis quejas con vuestros compañeros. Os decía hace poco que la vocación es una perla preciosa; ahora, si vosotros habláis con otros, el demonio se mete en medio de los susurrones y os hace el destrozo que no os deseo en ningún modo. ¿Y sabéis por qué os insisto en el secreto? Porque es ley natural, y el Papa San Gregorio Magno nos amonesta de este modo: Depraedari desiderat, qui thesaurum publice portat in via. Siendo la vocación un gran tesoro, si se da a conocer en todas partes, se pierde. Por lo tanto, secreta la vocación, secreta la duda.


lunes, 16 de marzo de 2015

La renuncia a uno mismo


“En el “niégate” está la labor de un alma que sólo quiere vivir escondida,
que nada quiere para sí, que sólo por amores divinos suspira,
y que comprende que no sólo la renuncia al mundo quiere Dios,
sino que hay otra cosa más difícil: la renuncia a uno mismo.”


(S. Rafael Arnaiz)




domingo, 15 de marzo de 2015

Jesús nos ha mirado con amor a cada uno de nosotros

La grandeza del sacerdocio de Cristo puede infundir temor. Se puede sentir la tentación de exclamar con san Pedro: “Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador”, porque nos cuesta creer que Cristo nos haya llamado precisamente a nosotros. ¿No habría podido elegir a cualquier otro, más capaz, más santo? Pero Jesús nos ha mirado con amor precisamente a cada uno de nosotros, y debemos confiar en esta mirada.
  

(Discurso de  Benedicto XVI. Encuentro con el clero. Catedral de Varsovia. Jueves 25 de mayo de 2006)