“Tiene en
tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía que una y
otra vez no nos deja de llamar para que nos acerquemos a Él… Abrazaos con la
cruz que Jesús llevó sobre sí, y entended que ésta ha de ser vuestra empresa:
el que más pudiere padecer, que padezca más por Él, y será mejor librado”
(Santa
Teresa de Jesús, Moradas 2,1; 2-7).
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