martes, 3 de marzo de 2015

Conferencia de San Juan Bosco a unos novicios (XII).

Pero ahora supongamos (lo que con frecuencia sucede en todas las religiones) que uno, después de haber estado un poco tiempo en la religión tranquilo y contento, después no esté ya de buena gana, que encuentre motivos de queja; que le moleste el calor, el frío, la comida, la obediencia; que todo le cause disgusto: ¿Esto es señal de que éste no tenía vocación?


Tened en cuenta en primer lugar que es cierto que quien se decida a servir al Señor, no ha de caminar siempre sobre rosas, sino que encontrará también cardos y espinas. El señor nunca nos ha dicho: “El que me siga, caminará sobre rosas” sino que invitándonos a seguirle nos dice: Si quis vult venire post me, abneget semetipsim, tollat crucem suam. El Señor nos invita a renunciar a nosotros mismos y a ponernos al hombre la cruz. Esto es, nosotros, al ponernos en camino de seguir a nuestro divino Maestro, debemos estar dispuestos a soportar toda pena por su amor. Y si hay que sufrir calor, o frío, o disgusto: si no nos gusta bastante la comida o cualquier otra cosa, debemos estar muy contentos de poder sufrir por aquel Jesús que padeció mucho más que nosotros. Pero Jesucristo mismo, nuestro divino Maestro, nos hizo notorio que no nos faltarán las tribulaciones y nos dijo: “Quien quiere gozar con Cristo, debe estar crucificado con Él”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario