miércoles, 25 de marzo de 2015

Afición al voto de pobreza. Santa Teresita del Niño Jesús (XX).

Desde mi toma de hábito había yo recibido abundantes luces sobre la perfección religiosa, principalmente sobre el voto de pobreza. Durante mi postulantado me gustaba tener a mi servicio cosas bonitas y encontrar a mano cuanto necesitaba. “Mi Director” soportaba aquello pacientemente, pues no le gusta dirigir a las almas enseñándoles todo a la vez, sino que suele ir concediendo poco a poco sus luces.

Una noche, después de completas, busqué en vano nuestra pequeña lámpara en los anaqueles destinados a este uso. Estábamos en silencio riguroso; era, pues, imposible reclamarla… Comprendí que alguna hermana, creyendo coger su lámpara, había cogido la nuestra. A pesar de la gran falta que me hacía, en vez de pasar pena por verme privada de ella, me alegré mucho, pensando que la pobreza consiste no sólo en verse privada de las cosas agradables, sino también de las indispensables. Así fue cómo en medio de las tinieblas exteriores fui iluminada interiormente.

Me entró, por entonces, una verdadera afición a los objetos más feos y menos cómodos. Por eso fue grande la alegría que experimenté cuando me quitaron de la celda el gracioso cantarillo que yo usaba, y en su lugar me dieron un cántaro grande, todo desportillado…


(Historia de un alma. Relato autobiográfico de Santa Teresita del Niño Jesús).


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