viernes, 30 de septiembre de 2016

No hay nada tan bello como acariciar un ideal magnífico. P. Segundo Llorente (XVIII)


No hay nada tan bello como acariciar un ideal magnífico. La prosa deprimente de la vida se estrella y se esfuma contra los muros inexpugnables de ese castillo, que levantamos en el aire al principio, pero que se nos acerca más y más, hasta que un día venturoso nos vemos en posesión de él pacífica y completamente.

Cada uno es lo que quiere ser. Los santos lo fueron, porque quisieron, y los cabecillas revolucionarios arrastran multitudes porque quieren arrastrarlas. El que quiera pertenecer al rebaño y llevar una vida quieta y sosegada lo logrará invariablemente. A mi parecer esto no tiene vuelta de hoja.

Ahora bien, entre los ideales más sublimes que un pecho generoso puede abrigar, y entre los quereres, a que un alma noble puede aspirar, es uno el querer ser misionero de infieles, continuador de la obra de Jesucristo acá en la tierra.

(P. Segundo Llorente, 40 años en el Círculo Polar)

jueves, 29 de septiembre de 2016

Sacerdote para la eternidad (XVIII)


El Sacrificio del Calvario es una muestra infinita de la generosidad de Cristo. Nosotros -cada uno- somos siempre muy interesados; pero a Dios Nuestro Señor no le importa que, en la Santa Misa, pongamos delante de Él todas nuestras necesidades. ¿Quién no tiene cosas que pedir? Señor, esa enfermedad... Señor, esta tristeza... Señor, aquella humillación que no sé soportar por tu amor... Queremos el bien, la felicidad y la alegría de las personas de nuestra casa; nos oprime el corazón la suerte de los que padecen hambre y sed de pan y de justicia; de los que experimentan la amargura de la soledad; de los que, al término de sus días, no reciben una mirada de cariño ni un gesto de ayuda.

Pero la gran miseria que nos hace sufrir, la gran necesidad a la que queremos poner remedio es el pecado, el alejamiento de Dios, el riesgo de que las almas se pierdan para toda la eternidad. Llevar a los hombres a la gloria eterna en el amor de Dios: ésa es nuestra aspiración fundamental al celebrar la Santa Misa, como fue la de Cristo al entregar su vida en el Calvario.

(Homilía de S. José María Escrivá de Balaguer)

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Ars. Santo Cura de Ars (XVI)


En 1818 quedó vacante una pequeña capellanía del departamento de Ains. Ars era una aldea tan pequeña y tan pobre (¡230 habitantes!) que se dudaba si valía la pena asignarle sacerdote. Ante las insistencias de los vecinos, la capilla y el pueblecito quedaron confiados al celo de Juan María Vianney, vicario de Ecully.


El señor Courbon, al firmar su nombramiento le dijo: “No hay mucho amor de Dios en esta parroquia; vos procuraréis introducirlo”. El Rdo. Vianney aseguró que no deseaba otra cosa.

(El Santo Cura de Ars, Arcaduz)

martes, 27 de septiembre de 2016

Ser de Dios, no ser de sí mismo


Comenzamos un nuevo curso con la sección, y como primera entrada vamos a colocar la base de lo que consistiría una auténtica vida espiritual y en este sentido creo que resulta luminoso el número 42 de la Lumen Gentium que nos muestra las notas esenciales de ese crecimiento del Amor de Dios en el alma, y que transcribimos literalmente: "Dios es caridad, y el que permanece en la caridad permanece en Dios y Dios en él» (1 Jn 4, 16). Y Dios difundió su caridad en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que se nos ha dado (cf. Rm 5, 5). Por consiguiente, el primero y más imprescindible don es la caridad, con la que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por El. Pero, a fin de que la caridad crezca en el alma como una buena semilla y fructifique, todo fiel debe escuchar de buena gana la palabra de Dios y poner por obra su voluntad con la ayuda de la gracia. Participar frecuentemente en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía, y en las funciones sagradas. Aplicarse asiduamente a la oración, a la abnegación de sí mismo, al solícito servicio de los hermanos y al ejercicio de todas las virtudes. Pues la caridad, como vínculo de perfección y plenitud de la ley (cf. Col 3, 14; Rm 3, 10), rige todos los medios de santificación, los informa y los conduce a su fin. De ahí que la caridad para con Dios y para con el prójimo sea el signo distintivo del verdadero discípulo de Cristo."


Se destaca dentro de la vida de crecimiento del amor en el alma tres actitudes fundamentales y muy unidas entre sí, porque son el núcleo íntimo del ser cristiano y la profunda sintonía del ser cristiano, a saber: "Ser de Dios, que tiene su momento fundamental en la vida de oración , no ser de sí mismo, es la dimensión de abnegación cristiana, de renuncia exterior e interior que tiene su momento fuerte en la cruz, y la tercera actitud ser para los hermanos, el apostolado". 

Ser de Dios, no ser de sí mismo y ser para los demás son la actitud fundamental de la toda vida que seriamente aspire a la santidad.

lunes, 26 de septiembre de 2016

La Cruz será muy pesada


“Vendrá un momento en el que la Cruz será muy pesada, muy pesada; pero entonces será el momento de estrecharla contra el corazón y prometer fidelidad al buen Dios”

(Santa María Mazarello)


domingo, 25 de septiembre de 2016

Organigrama 2016-2017


Después del descanso del verano, retomamos esta semana el blog Ven y Sígueme. 

Este es el organigrama que se seguirá D.m. en el curso 2016-17.


Ad Maiorem Dei Gloriam