domingo, 31 de enero de 2016

Papa Francisco en Ecuador (IV)


Y lo segundo, la segunda actitud que se ve en un consagrado, una consagrada, un sacerdote que vive esta gratuidad y esta memoria –estos dos principios que dije al principio, gratuidad y memoria– es el gozo y la alegría. Y es un regalo de Jesús, ese, y es un regalo que Él da, que Él nos da si se lo pedimos y si no nos olvidamos de esas dos columnas de nuestra vida sacerdotal o religiosa, que son el sentido de gratuidad, renovado todos los días, y no perder la memoria de dónde nos sacaron.


(Viaje Apostólico del Papa Francisco a Chile, Bolivia y Paraguay, Julio 2015)

jueves, 28 de enero de 2016

Institutos Seculares (XI)


Es posible quizás que tengáis la tentación de pensar: «¿Pero yo qué puedo hacer?». Cuando viene esta tentación recordad que el Señor nos ha hablado de la semilla de trigo. Y vuestra vida es como la semilla de trigo… allí, es como levadura… allí. Es hacer todo lo posible para que el Reino llegue, crezca y sea grande; y custodie también a mucha gente, como el árbol de mostaza. Pensad en esto. Pequeña vida, pequeño gesto; vida normal, pero fermento, semilla, que hace crecer. Y esto os da la consolación. Los resultados de este balance sobre el Reino de Dios no se ven. Solamente el Señor nos hace percibir algo… Veremos los resultados allá arriba. Y por eso es importante que vosotros tengáis mucha esperanza. Es una gracia que debéis pedir al Señor, siempre: la esperanza que nunca defrauda. ¡Nunca defrauda! Una esperanza que va adelante. Yo os aconsejaría leer muy a menudo el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos, el capítulo de la esperanza. Y aprender que muchos padres nuestros han realizado este camino y no han visto los resultados, pero los han saludado desde lejos. La esperanza… Es esto lo que os deseo. Muchas gracias por lo que hacéis en la Iglesia; muchas gracias por la oración y las obras. Gracias por la esperanza. Y no lo olvidéis: ¡sed revolucionarios!

miércoles, 27 de enero de 2016

Esta ocasión de padecer por el Señor valía más que la libertad. Santa Teresa de Jesús (XXX)


Por medio de S. Juan de la Cruz, confesor de la Encarnación, Teresa encarecía a sus hijas a que perdonasen y se sometiesen, pero los Calzados acusaban al P. Juan de la Cruz de alentarlas a la rebeldía.

Ávila estaba llena de rumores:

“Los Calzados han ofrecido al P. Juan de la Cruz que deje el sayal de la reforma y tome el paño de los mitigados…”

“Los Calzados están furiosos y quieren apoderarse por la fuerza del P. Juan y del P. German…”.


La noche del 3 al 4 de diciembre, el Prior de los Calzados de Toledo, el P. Maldonado, acompañado de varios alguaciles, forzaron la puerta de la cabaña y se llevaron a los dos frailes. Ávila se indignó:

“Los han azotado con varas dos veces y les han infligido toda clase de malos tratos..”

- Un mozo arriero le ofreció ayuda para huir al Padre Juan, conmovido por su mansedumbre en los malos tratos, cuando le llevaban a Toledo.

- ¿Logró huir?

- No, no quiso. Dijo que esta ocasión de padecer por el Señor valía más que la libertad.

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).

martes, 26 de enero de 2016

La pobreza fundamento de la perfección evangélica


"Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5,3). Fueron con estas palabras con las que el divino Redentor comenzó el Sermón de la Montaña, poniéndola como la primera de la Bienaventuranza. Y no sólo de palabra, sino con obras nos enseña, y así nos enseña naciendo desde la cátedra del pesebre. Eso nos enseña en el establo, como es menester el heno y el vaho de los animales para calentarle. Es también la postrera lección que nos enseña desde la cátedra de la cruz, muriendo desnudo. Y así fue toda su vida, hasta el punto que dijo "los zorros tienen cuevas, y los pájaros nidos, pero el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza" (Mt,8, 20). El Señor quiso echar por fundamento de la perfección evangélica la pobreza, "Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que tienes y dalo a los pobres" (Mt 19,21).


lunes, 25 de enero de 2016

No alabo la pobreza sin más


San Pedro de Alcántara a Santa Teresa de Jesús:

- No alabo la pobreza sin más, sino la que se sufre pacientemente por amor de Nuestro Señor Jesucristo y más aún la que es deseada y abrazada por amor; si pensase otra cosa no me consideraría firme en la fe. En esto, como en todo, creo en Nuestro Señor; creo que son buenísimos sus consejos y creo que quien los sigue es más perfecto, mucho más que quien no los sigue. Como lo prometió Su Majestad tengo por bienaventurados a los pobres de espíritu, los que lo son por su voluntad. Creo en Dios más que en mi experiencia, pero puedo decir, sin embargo, que siempre he visto felices a los que de corazón aman la pobreza con la ayuda de Dios; como lo son todos los que en esta vida le aman, se fían de Él y esperan en Él.



“No creáis a los que defienden lo contrario, porque no han gustado cuán suave es el Señor para quien renuncia a todos los bienes que no ayudan a crecer en su amor”.

(Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).

domingo, 24 de enero de 2016

Papa Francisco en Ecuador (III)


Dios me eligió, me sacó ¿para qué? Para servir. Y el servicio que me es peculiar a mí. No, que tengo mi tiempo, que tengo mis cosas, que tengo esto, que no, que ya cierro el despacho, que esto, que si tendría que ir a bendecir las casas pero… no, estoy cansado o… hoy pasan una telenovela linda por televisión y entonces –para las monjitas–, y entonces: Servicio, servir, servir, y no hacer otra cosa, y servir cuando estamos cansados y servir cuando la gente nos harta.


Me decía un viejo cura, que fue toda su vida profesor en colegios y universidad, enseñaba literatura, letras, un genio… Cuando se jubiló le pidió al provincial que lo mandara a un barrio pobre, a un barrio… de esos barrios que se forman de gente que viene, que emigran buscando trabajo, gente muy sencilla. Y este religioso una vez por semana iba a su comunidad y hablaba; era muy inteligente. Y la comunidad era una comunidad de facultad de teología; hablaba con los otros curas de teología al mismo nivel, pero un día le dice a uno: “Ustedes que son… ¿Quién da el tratado de Iglesia aquí? El profesor levanta la mano: “yo”. “Te faltan dos tesis”. “¿Cuáles?”. “El santo Pueblo fiel de Dios es esencialmente olímpico, o sea, hace lo que quiere, y ontológicamente hartante”. Y eso tiene mucha sabiduría, porque quien va por el camino del servir tiene que dejarse hartar sin perder la paciencia, porque está al servicio, ningún momento le pertenece, ningún momento le pertenece. Estoy para servir, servir en lo que debo hacer, servir delante del sagrario, pidiendo por mi pueblo, pidiendo por mi trabajo, por la gente que Dios me ha encomendado.

Servicio, mezclálo con lo de gratuidad y entonces… aquello de Jesús: “Lo que recibiste gratis dalo gratis”. Por favor, por favor, no cobren la gracia; por favor, que nuestra pastoral sea gratuita. Y es tan feo cuando uno va perdiendo este sentido de gratuidad y se transforma en… Sí, hace cosas buenas, pero ha perdido eso.

(Viaje Apostólico del Papa Francisco a Chile, Bolivia y Paraguay, Julio 2015)

viernes, 22 de enero de 2016

Trato, prudencia y delicadeza. Santa Teresa de Jesús (XXIX)


Teresa, que conocía bien la maldad del mundo, pone en guardia a sus hijos.

“Si algún fraile ha de quedar en el convento, vuestra Paternidad le avise mucho que tenga poco trato con las monjas. Y aun el licenciado no querría yo tuviese tanto que, aunque es todo tan bueno, de esas bondades suelen salir hartos ruines juicios en los maliciosos, en especial en esos lugarcillos y aun en todos”.

“Crea vuestra reverencia que cuanto más sirva a sus hijas apartadas de tratos muy particulares, aunque sean muy santos, es mejor, aun para la quietud de dentro de la casa. Y eso no querría se le olvidase”.

“Todas son mozas, y créame, Padre mío, que lo más seguro es que no traten con frailes. Ninguna otra cosa es tanto miedo en estos Monasterios como esto”.

“A los confesores no hay por qué los ver sin velos jamás, ni a los frailes de ninguna orden y mucho menos a nuestros Descalzos. Para cosa del alma parece que se puede tratar sin abrir velo”.

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).

jueves, 21 de enero de 2016

Modelo de virtudes. Sacerdote para la eternidad (X).


En los ordenados, este sacerdocio ministerial se suma al sacerdocio común de todos los fieles. Por tanto, aunque sería un error defender que un sacerdote es más fiel cristiano que cualquier otro fiel, puede, en cambio, afirmarse que es más sacerdote: pertenece, como todos los cristianos, a ese pueblo sacerdotal redimido por Cristo y está, además, marcado con el carácter del sacerdocio ministerial, que se diferencia esencialmente, y no sólo en grado (Cfr. Concilio Vaticano II, Const. Dogm. Lumen Gentium n. 10) del sacerdocio común de los fieles.

No comprendo los afanes de algunos sacerdotes por confundirse con los demás cristianos, olvidando o descuidando su específica misión en la Iglesia, aquella para la que han sido ordenados. Piensan que los cristianos desean ver, en el sacerdote, un hombre más. No es verdad. En el sacerdote, quieren admirar las virtudes propias de cualquier cristiano, y aún de cualquier hombre honrado: la comprensión, la justicia, la vida de trabajo -labor sacerdotal en este caso-, la caridad, la educación, la delicadeza en el trato.

(Homilía de S. José María Escrivá de Balaguer)

miércoles, 20 de enero de 2016

Oración y trabajo. Santa Teresa de Jesús (XXVIII)


Si todos los conquistadores que regresaban a España hubieran tenido una hermana como Teresa, dotada de un tan claro sentido de la economía; el oro de las Indias no hubiese terminado por empobrecer el reino.

Don Lorenzo compró a una legua de Ávila una buena hacienda de trigales y pastos, pero apenas adquirida se arrepiente y lo lamenta, porque piensa que le va a dar mucho trabajo… Hubiese sido mejor invertir esa suma que, sin necesidad de trabajar, le diese una buena renta, y escribe a Teresa que “así tendría mayor espacio para la oración”.


Era no conocerla. Con clarividencia arguye: “El pesar de haber comprado la herencia, lo hace el demonio porque no agradezca a Dios la merced que le hizo en ello, que fue grande. No le acaezca más sino alabar a Dios por ello, y no piense que cuando tuviera mucho tiempo, tuviera más oración, que tiempo bien empleado no quita la oración. En un momento da Dios más, hartas veces, que con mucho tiempo; que no se miden sus obras por los tiempos… No dejaba de ser santo Jacob por entender en sus ganados, ni Abraham, ni San Joaquín, que como queremos huir del trabajo, todo nos cansa…”.

Una vez puesto en orden lo temporal, Teresa pone a su hermano en camino de lo espiritual. “Venga a nos el tu reino” le inita a abandonarse a la voluntad del Señor, que es que trabaje. No en vano ha hecho poner en las Constituciones de la Orden de Nuestra Señora del Carmen: “Quien quisiere comer ha de trabajar”. 

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).

martes, 19 de enero de 2016

La pobreza espiritual, la dicha del hombre


Lo principal de la pobreza de espíritu es el despegamiento y desafición y menos precio de las cosas: en que tengamos todas las cosas del mundo debajo de los pies y como estiércol como dice S Pablo. Todo tenerlo en nada por ganar a Cristo. Los pobres de espíritu son Bienaventurados no solo porque ya es suyo el Reino de los Cielos (si nos damos cuenta es la única Bienaventuranza que habla de la posesión del Reino de los Cielos en presente, y no en futuro) sino porque se empieza a gozar también de una hartura muy grande, que es felicidad y bienaventuranza en la tierra.


lunes, 18 de enero de 2016

Vocaciones fallidas


Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla. 

Entonces se aproximó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas».

Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».


Otro de sus discípulos le dijo: «Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre».

Pero Jesús le respondió: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».

Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.

(Mt 8, 18-23)

domingo, 17 de enero de 2016

Papa Francisco en Ecuador (II)


Dos principios para ustedes sacerdotes, consagrados y consagradas: todos los días renueven el sentimiento de que todo es gratis, el sentimiento de gratuidad de la elección de cada uno de ustedes, –ninguno la merecimos–, y pidan la gracia de no perder la memoria, de no sentirse más importante. Y esos dos principios, si los viven –pero todos los días, es un trabajo de todos los días, todas las noches recordar esos dos principios y pedir la gracia–, esos dos principios, si los viven, les van a dar en la vida.

(Viaje Apostólico del Papa Francisco a Chile, Bolivia y Paraguay, Julio 2015)

sábado, 16 de enero de 2016

P. Mendizábal (XVI).


La respuesta de María contiene dos aspectos: una entrega de sí misma y un sí de colaboración al plan que se le propone. En el fondo, el mensaje de Dios es una declaración de amor que pide ser acogido. A la palabra de Dios que se nos dirige, tiene que responder el hombre con la entrega total e irrevocable de sí mismo, dice el Concilio. En la Anunciación, María exclama: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, porque sabe que en esa propuesta que Dios hace, hay una entrega de Dios mismo a ella. Aceptar la entrega es dar paso a Dios a través de mi entrega a Él, entregarme a Él como respuesta de amor.

(Con María, P. Mendizábal).

jueves, 14 de enero de 2016

Dios nos lo ha dado. Devolvámoslo a Dios. Tres monjes rebeldes (VI)


Teodorico continuaba intentando convencer a su esposa acerca de la insensatez de la vocación de su hijo:

- ¿Os dais cuenta de todo cuanto exige el claustro? Exige los hombres más nobles y lo más noble del hombre. Exige gran resistencia física y una sorprendente singularidad de propósito. En el claustro sólo pueden alcanzar éxito quienes poseen la visión inflexible de una invencible fe. Tienen que contemplar fija e ininterrumpidamente a Dios.


- Mi señor, yo os lo aseguro; nuestro hijo ha nacido para el claustro. No cometerá ningún error. Dios nos lo ha dado. Devolvámoslo a Dios.

Teodorico no respondió, lo que permitió a su esposa añadir:

- La caballería se extiende por el mundo. Dejemos que nuestro hijo la lleve al claustro. Permitidle dedicarle su hidalguía a Dios…

(Tres monjes rebeldes, P. Raymond).


miércoles, 13 de enero de 2016

“Ellas van al cielo, no tenga pena”. Santa Teresa de Jesús (XXVII)


“Esta monja, si es tan buena, tómela, que menester ha tener muchas, según se mueren. Ellas se van al cielo, no tenga pena”.

Así contempla la muerte Teresa de Jesús, ajena por completo al aparato pagano de lamentaciones. Detesta tener que usar un sello que tiene grabada una calavera sobre dos tibias cruzadas: “Venga mi sello, que no puedo sufrir sellos con esta muerte, sino con quien quería que estuviese en mi corazón: J.H.S.” Y es que la muerte, para ella, es resurrección y, por tanto, alegría. Cuando Petronila de San Andrés murió “como un ángel”, Teresa vio a su Divina Majestad con los brazos abiertos a la cabecera de su cama rodeado de serafines dispuestos a conducirla al Paraíso. Mandó prohibir los cantos fúnebres en sus conventos y compuso coplas festivas para que las carmelitas las cantaran en torno al féretro. 


Teresa sin embargo, comprendía el dolor de los que sobreviven a los familiares muertos; por eso los consolaba con inagotable tacto y dulzura, aunque no dejaba de recordarles lo fugaz de su propia existencia:

“Vuestra merced no se considere con vida muy larga –escribe al viudo de su hermana María- sino advierta que es un momento lo que le puede quedar de soledad”.

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).

lunes, 11 de enero de 2016

¿Qué haré yo para contentaros?


“Oh, contento mío y Dios mío!, ¿qué haré yo para contentaros? Miserables son mis servicios, aunque hiciese muchos a mi Dios, pues ¿para qué tengo que estar en esta miserable miseria? Para que se haga la voluntad del Señor, ¿qué mayor ganancia, ánima mía? Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá, ni el día, ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo incierto, dudoso, y el tiempo breve, largo. Mira que mientras más peleares, más mostrarás el amor que le tienes a tu Dios y más te gozarás con tu Amado con gozo y deleite, que no puede tener fin.

(Santa Teresa de Jesús)

domingo, 10 de enero de 2016

Papa Francisco en Ecuador (I)


Una cosa que les quisiera decir es que cuiden la salud, pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad, una enfermedad que es media peligrosa para… o del todo peligrosa para los que el Señor nos llamó gratuitamente a seguirlo o a servirlo. No caigan en el alzheimer espiritual, no pierdan la memoria, sobre todo la memoria de dónde me sacaron. La escena esa del profeta Samuel cuando es enviado a ungir al rey de Israel: va a Belén, a la casa de un señor que se llama Jesé, que tiene 7 u 8 hijos –no sé–, y Dios le dice que entre esos hijos va estar el rey. Y, claro, los ve y dice: “Debe ser este, porque el mayor era alto, grande, apuesto, parecía valiente… Y Dios le dice: “No, no es ese”. La mirada de Dios es distinta a la de los hombres. Y así los hace pasar a todos los hijos y Dios le dice: “No, no es”. Se encuentra con que no sabe qué hacer el profeta; entonces le pregunta al padre: “Che, ¿no tenés otro?”. Y le dice: “Sí, está el más chico ahí cuidando las cabras o las ovejas”. “Mandálo llamar”, y viene el mocosito, que tendría 17, 18 años –no sé–, y Dios le dice: “Ese es”. Lo sacaron de detrás del rebaño. Y otro profeta cuando Dios le dice que haga ciertas cosas como profeta: “Pero yo quién soy si a mí me sacaron de detrás del rebaño”. No se olviden de dónde los sacaron. No renieguen las raíces.


San Pablo se ve que intuía este peligro de perder la memoria y a su hijo más querido, el obispo Timoteo, a quien él ordenó, le da consejos pastorales, pero hay uno que toca el corazón: “No te olvides de la fe que tenía tu abuela y tu madre”, es decir: “No te olvides de dónde te sacaron, no te olvides de tus raíces, no te sientas promovido”. La gratuidad es una gracia que no puede convivir con la promoción y, cuando un sacerdote, un seminarista, un religioso, una religiosa entra en carrera –no digo mal, en carrera humana–, empieza a enfermarse de alzheimer espiritual y empieza a perder la memoria de dónde me sacaron.

(Viaje Apostólico del Papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay, Julio 2015)