lunes, 29 de febrero de 2016

Vocación de Gedeón


El Ángel del Señor fue a sentarse bajo al encina de Ofrá, que pertenecía a Joás de Abiézer. Su hijo Gedeón estaba moliendo trigo en el lagar, para ocultárselo a los madianitas.

El Ángel del Señor se le apareció y le dijo: «El Señor está contigo, valiente guerrero».

 «Perdón, señor, le respondió Gedeón; pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nos contaron nuestros padres, cuando nos decían: «El Señor nos hizo subir de Egipto?» Pero ahora él nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián».

El Señor se volvió hacia él y le dijo: «Ve, y con tu fuerza salvarás a Israel del poder de los Madianitas. Soy yo el que te envío».

Gedeón le respondió: «Perdón, Señor, pero ¿cómo voy a salvar yo a Israel, si mi clan es el más humildes de Manasés y yo soy el más joven en la casa de mi padre?».

«Yo estaré contigo, le dijo el Señor, y tú derrotarás a Madián como si fuera un solo hombre».

Entonces Gedeón respondió: «Señor, se he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres realmente tú el que está hablando conmigo. Te ruego que no te muevas de aquí hasta que yo regrese. En seguida traeré mi ofrenda y la pondré delante de ti». 

El Señor le respondió: «Me quedaré hasta que vuelvas».


Gedeón fue a cocinar un cabrito y preparó unos panes sin levadura con una medida de harina. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla; los llevó debajo de la encina y se los presentó.

El Ángel del Señor le dijo: «Toma la carne y los panes ácimos, deposítalos sobre esta roca y derrama sobre ellos el caldo». Así lo hizo Gedeón.

Entonces el Ángel del Señor tocó la carne y los panes ácimos con la punta del bastón que llevaba en la mano, y salió de la roca un fuego que los consumió. En seguida el Ángel del Señor desapareció de su vista. 
Gedeón reconoció entonces que era el Angel del Señor, y exclamó: «¡Ay de mí, Señor, porque he visto cara a cara al Angel del Señor!».

Pero el Señor le respondió: «Quédate en paz. No temas, no morirás».

Gedeón erigió allí un altar al Señor y lo llamó: «El Señor es la paz». Todavía hoy se encuentra ese altar en Ofrá de Abiézer.

(Jue 6, 11-24)

domingo, 28 de febrero de 2016

Proximidad. Jubileo de la Vida Consagrada (III)


La otra palabra es la proximidad. Hombres y mujeres consagrados, pero no para alejarme de la gente y tener todas las comodidades, no, para acercarme y entender la vida de los cristianos y de los no cristianos, los sufrimientos y los problemas, las muchas cosas que solamente se entienden si un hombre y una mujer consagrada se hacen próximo: en la proximidad. «Pero, Padre, yo soy una religiosa de clausura, ¿qué debo hacer?». Pensad en Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, que con su corazón ardiente era próxima a la gente. Proximidad. Hacerse consagrados no significa subir uno, dos, tres escalones en la sociedad. Es verdad, muchas veces escuchamos a los padres: «Sabe padre, ¡yo tengo una hija religiosa, yo tengo un hijo fraile!». Y lo dicen con orgullo. ¡Y es verdad! Es una satisfacción para los padres tener hijos consagrados; esto es verdad. Pero para los consagrados no es un estatus de vida que me hace ver a los otros con indiferencia. 

La vida consagrada me debe llevar a la cercanía con la gente: cercanía física, espiritual, conocer a la gente. «Ah, sí, Padre, en mi comunidad la superiora nos ha dado el permiso de salir, ir los barrios pobres con la gente...» — «Y en tu comunidad, ¿hay religiosas ancianas?» — «Sí, sí... Esta la enfermería en el tercer piso» — «Y, ¿cuántas veces al día tú vas a visitar a tus religiosas, las ancianas que pueden ser tu mamá o tu abuela?» — «Sabe, Padre, yo estoy muy ocupada en el trabajo y no logro ir…». ¡Proximidad! ¿Quién es el primer prójimo de un consagrado o de una consagrada? El hermano o la hermana de la comunidad. Este es vuestro primer prójimo. Es también una proximidad hermosa, buena, con amor. 

(Papa Francisco, Jubileo de la Vida Consagrada. Febrero 2016)

jueves, 25 de febrero de 2016

La Regla. Tres monjes rebeldes (VIII)


El abad Bernardo percibió en los ojos de aquel muchacho de quince años el ardor de su alma por la Caballería, y tomó la decisión de convertirlo en una verdadera hoguera, con la ayuda de Dios.

- Hijo mío, habéis de tomar la Regla como vuestra espada, vuestro escudo y vuestra cota de malla.

El rostro de Roberto se iluminó. Aquellos términos le resultaban conocidos.

- La Regla representará todo eso para vos, hijo mío, solo con que los viváis así. Creedme cuando os digo que no se trata sólo de un broquel con qué defenderse, sino de un arma de dos filos para el ataque. Vivir la Regla, hijo, y no sólo estaréis a salvo, sino que seréis santo; seréis un caballero de Dios.

(Tres monjes rebeldes, P. Raymond)

miércoles, 24 de febrero de 2016

Autoridad. Santa Teresa de Jesús (XXXVI)


Su conocimiento del corazón humano y su sentido de justicia se manifiestan por entero en una sola frase de las Constituciones: “Sea el castigo después de la pasión aplacada”.

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).

lunes, 22 de febrero de 2016

No llevaría en paciencia


"Me holgaría con ver a otros en el Cielo con más gloria que yo, 
pero no llevaría en paciencia que otros amasen más a Dios que yo" 


(Santa Teresa de Jesús)


domingo, 21 de febrero de 2016

Profecía (II). Jubileo de la Vida Consagrada (II)


Cuando vosotros aceptáis por obediencia una cosa, que quizás muchas veces no os gusta...... se debe tragar esa obediencia pero se hace. Por lo tanto, la profecía. La profecía es decir a la gente que hay un camino de felicidad, de grandeza, un camino que llena de alegría, que es el camino de Jesús. Es el camino de estar cerca de Jesús. Es un don, es un carisma la profecía y se le debe pedir al Espíritu Santo: que yo sepa decir esa palabra, en aquel momento justo; que yo haga esa cosa en aquel momento justo, que mi vida, toda, sea una profecía. Hombres y mujeres profetas. Y esto es muy importante. «Pero, hagamos como todo el mundo....». No. La profecía es decir que hay algo más verdadero, más bello, más grande, más bueno al cual todos estamos llamados.

(Papa Francisco, Jubileo de la Vida Consagrada. Febrero 2016)

viernes, 19 de febrero de 2016

Fundación de Villanueva de la Jara. Santa Teresa de Jesús (XXXV)


Teresa, vieja, gastada y enferma como estaba, tras tantas luchas y trabajos y penitencias, reanuda el ajetreo de sus viajes y fundaciones. El Padre Ángel de Salazar le manda fundar un convento en Villanueva de la Jara, y ella parte: “Hagan que todas me encomienden al Señor, que ando cansada y estoy muy vieja”.

Había nueve doncellas nobles que, desde hacía años, vivían retiradas en el pueblo de Villanueva de la Jara. No salían nunca, y sólo las dos que tenían más edad abrían la puerta de la casa cuando alguien las llamaba. No tenían priora, asumiendo por turno una de ellas la responsabilidad de mandar. Eran, en suma, nueve mujeres solas, sencillas, nobles, pobrísimas.

Las nueve beatas querían transformar su casa-ermita en un convento de Carmelo. Hasta entonces habían hecho lo que podían: llevaban el escapulario del Carmen; leían las Horas mal por culpa de su ignorancia, pues apenas sabían leer; ayunaban nueves meses al año, sin contar los días en que no tenían nada que llevase a la boca; e hilaban para ganarse la escasa pitanza.

Al llegar al convento, Teresa quedó vivamente impresionada por su fervor y por su poca limpieza. Aquellas pobres criaturas no se habían cambiado de traje desde que llegaron a su retiro, creyendo que servían mejor al Señor cuanto menos se lavasen. Así pues, Teresa empezó por coger una escoba y se puso a barrer. Todas la imitaron.


Se quedó todo un mes en Villanueva de la Jara, dedicada a convertir en monasterio aquella miserable casa.

Las hermanas venidas con Teresa de Malagón y de Toledo les mostraron, con actos, cómo obedecer, y esa otra virtud eminentemente teresiana que consiste en tener medida en todas las cosas menos en una: el amor de Dios, que debe ser sin medida. Así, cuando la Madre Teresa se fue, dejó un convento pobrísimo, pero reluciente hasta en sus últimos rincones, y unas almas que se encaminaban rectamente hacia el cielo. 

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).

jueves, 18 de febrero de 2016

Institutos Seculares (XII)


El tema de vuestra Asamblea, «En el corazón de los acontecimientos humanos: los desafíos de una sociedad compleja», indica el campo de vuestra misión y de vuestra profecía. Estáis en el mundo pero no sois del mundo, llevando dentro de vosotros lo esencial del mensaje cristiano: el amor del Padre que salva. Estáis en el corazón del mundo con el corazón de Dios.

Vuestra vocación os hace interesados en cada hombre y en sus necesidades más profundas, que a menudo quedan inexpresadas o disfrazadas. En virtud del amor de Dios que habéis encontrado y conocido, sois capaces de cercanía y ternura. De este modo sois tan cercanos que tocáis al otro, sus heridas y expectativas, sus preguntas y necesidades, con esa ternura que es expresión de un cuidado que elimina toda distancia. Como el Samaritano que pasó a su lado, vio y tuvo compasión. Es este el movimiento al que os compromete vuestra vocación: pasar junto a todo hombre y haceros cercanos a cada persona que encontráis; porque vuestro permanecer en el mundo no es sencillamente una condición sociológica, sino una realidad teologal que os llama a estarconsciente, atento, que sabe distinguir, ver y tocar la carne del hermano.

(Audiencia del Santo Padre Francisco a los participantes en un encuentro organizado por la Conferencia Italiana de los II.SS. en mayo de 2014)

Fray Juan de la Cruz (II). Santa Teresa de Jesús (XXXIV)


Todas las monjas quisieron verle, y durante toda la tarde, mientras ellas hilaban y cosían en el coro, el P. Juan les habló.

¿De qué? No de los sufrimientos y peligros que había experimentado, sino de Dios y de los Mitigados, a quienes consideraba sus bienhechores… “Les está bien tenerme aparte, pues así estarán libres de las faltas que habían de hacer a cuenta de mi miseria”.


Les recitó también los poemas que había compuesto en la cárcel, y finalmente les habló largamente de la Santísima Virgen, que lo había liberado, y de los frutos deliciosos del amor divino que había cosechado en su soledad: “Los bienes inmensos de Dios no caben ni caen sino en corazón vacío y solitario”.

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz)

martes, 16 de febrero de 2016

Los tres grados de pobreza


De los tres grados de pobreza. 

El primer grado es de los que exteriormente dejaron las cosas del mundo, pero no las dejaron interiormente con la voluntad, sino quedándose con la afición de ellas, y estos no son pobres de verdad, sino fingidos. 

El segundo grado es el de los que han dejado las cosas del mundo y también han dejado la afición a las cosas superfluas, pero la tienen a las cosas necesarias, y han con mucho cuidado de que no les falte nada de lo que precisan, comida, vestido, aposento, etc. 

El tercer grado de pobreza es la pobreza de las cosas necesarias, porque el verdadero pobre aun de lo necesario hace poco caso. Es necesario dejar la afición no de las cosas superfluas, sino también de las necesarias, de forma que pudiéramos padecer un poco en la necesidad por amor al Señor que fue pobre.

lunes, 15 de febrero de 2016

Continencia por el Reino de los Cielos


"Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán. Lo siguió una gran multitud y allí curó a los enfermos.

Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?».

Él respondió: «¿No habéis leído vosotros que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne"? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».

Le replicaron: «Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?».

Él les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza de vuestro corazón, pero al principio no era sí. Por lo tanto, yo os digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio».


Los discípulos le dijeron: «Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse».

Y él les respondió: «No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!».

(Mt 19, 1-12)

domingo, 14 de febrero de 2016

Profecía. Jubileo de la Vida Consagrada (I)


Religiosos y religiosas, es decir hombres y mujeres consagrados al servicio del Señor que ejercitan en la Iglesia este camino de una pobreza fuerte, de un amor casto que los lleva a una paternidad y a una maternidad espiritual para toda la Iglesia, una obediencia… Pero, en esta obediencia nos falta siempre algo, porque la perfecta obediencia es la del Hijo de Dios que se ha abajado, se ha hecho hombre por obediencia hasta la muerte de Cruz. Pero hay entre vosotros hombres y mujeres que viven una obediencia fuerte, una obediencia —no militar, no, esto no; eso es disciplina, es otra cosa— una obediencia de donación del corazón. Y esto es profecía. «Pero, ¿tú no tienes ganas de hacer esta cosa, aquella otra?...» — «Sí, pero… según las reglas debo hacer esto, esto y esto. Y según las disposiciones esto, esto y esto. Y si no veo claro algo, hablo con el superior, con la superior y, después del dialogo, obedezco». Esta es la profecía contra la semilla de la anarquía que siembra el diablo. «¿Tú que haces?» — «Yo hago lo que me gusta». La anarquía de la voluntad es hija del demonio, no es hija de Dios. El Hijo de Dios no ha sido anárquico, no ha llamado a los suyos para hacer una fuerza de resistencia contra sus enemigos; Él también le dijo a Pilato: «Si yo fuera un rey de este mundo habría llamado a mis soldados para defenderme». Pero Él ha obedecido al Padre. Ha pedido solamente: «Padre, por favor ,no, este cáliz no... Pero se haga lo que tú quieres».


(Papa Francisco, Jubileo de la Vida Consagrada. Febrero 2016)

sábado, 13 de febrero de 2016

“Haz en mí según tu palabra”. P. Mendizábal (XVII)


“Haz en mí según tu palabra”, nos indica un camino que hemos de seguir siempre. María, en todo lo que es colaboración a Dios siguiendo su voluntad, renueva su entrega en cada momento de su itinerario de fe, que se le va manifestando. Cuando se le diga, por ejemplo, que tiene que ir a Belén para el Nacimiento de Jesús, María dirá: “He aquí la Esclava del Señor”, ¡vamos allá! Es importante este renovar: -“He aquí la Esclava del Señor”, voy allá. ¡Siempre se entrega! y en ese momento, “el Verbo se hace carne”. Esa entrega de obediencia será la constante de María. La obediencia en fe será todo su itinerario. Pero eso, también en nosotros.


En primer lugar, en un aspecto personal. Ante este misterio de la Anunciación, con toda esta riqueza que le acompaña, tenemos que aprender, primero: una estima de la virginidad, una fidelidad a la llamada de amor que el Señor puede hacernos. Es progresiva, muchas veces, y donde no pocas, el Señor va insistiendo, purificando, elevando nuestra relación de amor con Él. Se trata de una fidelidad a esa acción progresiva de su amor dirigido en nosotros. 

(Con María, P. Mendizábal)

jueves, 11 de febrero de 2016

Carácter sacerdotal. Sacerdote para la eternidad (XI)


Los fieles pretenden que se destaque claramente el carácter sacerdotal: esperan que el sacerdote rece, que no se niegue a administrar los Sacramentos, que esté dispuesto a acoger a todos sin constituirse en jefe o militante de banderías humanas, sean del tipo que sean (Cfr. Ibidem, Decreto Presbyterorum Ordinis n. 6). que ponga amor y devoción en la celebración de la Santa Misa, que se siente en el confesonario, que consuele a los enfermos y a los afligidos; que adoctrine con la catequesis a los niños y a los adultos, que predique la Palabra de Dios y no cualquier tipo de ciencia humana que -aunque conociese perfectamente- no sería la ciencia que salva y lleva a la vida eterna; que tenga consejo y caridad con los necesitados.


(Homilía de S. José María Escrivá de Balaguer)

miércoles, 10 de febrero de 2016

Fray Juan de la Cruz. Santa Teresa de Jesús (XXXIII)


Encerrado en un exiguo calabozo del convento de los Calzados de Toledo, a pan y agua, azotado a diario por todos los monjes de la comunidad uno tras otro. Su sayal se pegaba a las llagas que cubrían sus hombros, pero él lo soportaba todo con amor y paciencia.

Fray Juan se mantenía obstinadamente callado. Sólo hablaba con Dios, pensando que “donde no amor por amor y hallarás amor”.


No pensaba en escaparse; tenía, en su prisión, sufrimiento, silencio y la apasionante aventura de su vida interior. Pero un día, la Virgen Santísima preparó su evasión y le ordenó que huyera, y así lo hizo en la noche anterior al día de la Asunción. 

A las cinco de la madrugaba, mientras tocaban el Ángelus, llamó a la puerta del convento del Carmen de San José.

Cuando la hermana tornera, Leonor de Jesús, fue a decir a la Priora que el Padre Juan de la Cruz estaba allí y que pedía “venir a su socorro y esconderlo, porque si los calzados le echaban otra vez el guante, le harían pedazos”, la Madre Ana de los Ángeles estaba junto al lecho de Sor Ana de la Madre de Dios, que se encontraba gravemente enferma. Fue ésta la que encontró la solución:

-Madre –dijo a la Priora-, me encuentro tan mal que quisiera confesarme antes de tomar la purga…

Y es que ningún clérigo podía entrar en la clausura más que para confesar a una monja incapaz de trasladarse al confesionario.

Así fue cómo la maciza puerta se abrió para Fray Juan y se cerró detrás de él.

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz)

martes, 9 de febrero de 2016

Medios para alcanzar la pobreza espiritual


Consejos saludables son: 

- El primer medio, es que ninguno tenga el uso de cosa alguna como propia. 

- El segundo medio es no tener cosa alguna superflua. Es un medio muy de loar el llevar al superior o al director todas las aficiones y deshacerse de ellas, aun que sean cosas lícitas, si así la obediencia lo recomendara. Es importante no tomar nada sin licencia, siempre pedir permiso nos hace conscientes de que no son propiedad, sino que solo las administramos en el caso de que se vea conveniente. Son consejos muy sencillos y que nos ayudan a vivir la pobreza espiritual.


lunes, 8 de febrero de 2016

Para guardar el espíritu


"Lo que falta (si algo falta) no es el escribir o el hablar (que esto antes ordinariamente sobra), sino el callar y obrar recoge y da fuerza al espíritu... Para guardar el espíritu no hay mejor remedio que padecer, y hacer, y callar, y cerrar los sentidos con uso e inclinación y olvido de toda criatura y de todos los acaecimientos, aunque se hunda el mundo"

(San Juan de la Cruz)

domingo, 7 de febrero de 2016

Papa Francisco en Ecuador (V)


La «autoridad» que los apóstoles reciben de Jesús no es para su propio beneficio: nuestros dones son para renovar y edificar la Iglesia. No se nieguen a compartir, no se resistan a dar, no se encierren en la comodidad, sean manantiales que desbordan y refrescan, especialmente a los oprimidos por el pecado, la desilusión, el rencor (cf. Evangelii gaudium 272).


(Viaje Apostólico del Papa Francisco a Chile, Bolivia y Paraguay, Julio 2015)

sábado, 6 de febrero de 2016

Canciones del alma (I). San Juan de la Cruz


En una noche oscura
con ansias en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada,

a oscuras y segura
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a oscuras y en celada
estando ya mi casa sosegada.



En la noche dichosa
en secreto que nadie me veía
ni yo miraba cosa
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía
en sitio donde nadie aparecía.

(San Juan de la Cruz)

viernes, 5 de febrero de 2016

Amenazas, calumnias... Santa Teresa de Jesús (XXXII)


Amenazas, calumnias, excomuniones, cárceles, sufrimientos causados por un constante zumbido de oídos, todo se juntaba en estos comienzos del año 1578, como para poner de manifiesto que el diablo conducía a buen ritmo su ofensiva contra Descalzos y Descalzas.

De la Madre Teresa se dijeron las mayores atrocidades, pero ella sonreía a sus indignadas monjas: “Hijas mías, mucho más hiciera yo si Nuestro Señor no me tuviera de su santa mano, y lo que en eso hay más de temer y yo más siento es el daño del alma de quien dice semejantes cosas; y quisiera padecer muchas afrentas y tormentos porque él no ofendiese a Dios y porque saliera de pecado”. 


El Nuncio Sega motejó a la Madre Teresa de “fémina inquieta y andariega, desobediente y contumaz”. La mansedumbre que ella mostraba ante las acusaciones asombraba a sus hijas, pues sus actos sobrepasaban en grandeza a sus palabras. La veían resplandeciente de amor y de perdón, rodeada a veces de un halo de luz celestial, y repetían las palabras del Obispo de Ávila, don Álvaro de Mendoza: “Quien quiera verse tratado por la Madre Teresa de Jesús como el mejor de sus amigos no tiene más que levantarle un falso testimonio”.

Ella no quería que se le atribuyese mérito alguno: “No es mucho, que ya la costumbre me tenga en estas cosas insensible”. “Paréceme como si tuviera una tablilla delante del corazón, en que descargan todos los golpes sin tocarme en él”.

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz).

jueves, 4 de febrero de 2016

No envaines nunca esa espada. Tres monjes rebeldes (VII)


Cuando comenzaban a caer las primeras nieves de 1033, Teodorico llevó a Roberto a su presencia.

- Hijo mío, considera tu ingreso en la vida religiosa como si desenvainaras tu espada por la causa de Dios.


Y después de una breve pausa, prosiguió con tono más solemne:

- Roberto de Troyes, hijo de mi corazón, ¡no envaines jamás esa espada! En estos tiempos, la Iglesia necesita combatientes. Ahora tenemos un Papa que se llama Benedicto IX y que resulta que es… ¡un niño de doce años! La Iglesia de Dios está necesitada de santos que equilibren esa monstruosidad. ¿Me oyes? ¡Necesita santos! Tú ardías por alistarte en lo que llamas “la más noble Caballería”. ¡Pues sigue ardiendo! No nos resultes un fuego de paja. Tienes que arder firmemente. ¡Tan firmemente como el sol y las estrellas! ¡Arde, hasta que te consumas totalmente! Si te vas a entregar a Dios, entrégate por entero o no te entregues. ¡Sé santo!

Luego, con gran ternura, apoyó sus manos en los hombros de Roberto, diciéndole:

- Hijo, has de arder por Dios. ¡El Señor necesita de calor para combatir el frío que debe rodear su Corazón al ver lo que los hombres están haciendo con su Iglesia!

Ese sincero fuego paterno fue la música marcial con que Roberto partió para su noviciado.

(Tres monjes rebeldes, P. Raymond)

miércoles, 3 de febrero de 2016

Así trato Yo a mis amigos. Santa Teresa de Jesús (XXXI)


En la Nochebuena de 1577, un ramalazo de viento infernal apagó de golpe el candil que Teresa llevaba en la mano cuando descendía por una escalera para ir a la capilla; trastabilló, cayó al suelo y se rompió el brazo. En medio de la catástrofe Teresa reclamó al Maestro: "¡Señor, entre tantos daños y me viene esto!"Jesús le respondió: "Teresa, así trato Yo a mis amigos". Y la Santa, llena de ingenio y de amor, le contestó: "¡Ah, Señor, por eso tenéis tan pocos!"


martes, 2 de febrero de 2016

La pobreza, raíz de todas las virtudes


La pobreza es raíz de todo los bienes y de todas las virtudes. Declara San Ambrosio que así como las riquezas con instrumento de todos los vicios, porque el que tiene dineros, en todos los vicios y pecados que quiere haya maneras para poner por obra su deseo, así el renunciar y deshacerse de todas las cosas por Cristo engendra y conserva todas las virtudes. 

 Decía San Ignacio de Loyola : "Amen la pobreza como madre, porque ella como buena y verdadera madre cría y conserva nuestras almas, y ella la que mantiene en pie la disciplina religiosa".

lunes, 1 de febrero de 2016

Vocación de Moisés


Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb.

Allí se le apareció el Angel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: 

- Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?