domingo, 4 de diciembre de 2016

Testigos. Papa Francisco en Uganda (I)


Tres cosas les quiero decir. Primero de todo, en el libro del Deuteronomio, Moisés recuerda a su pueblo: «No olviden» Y lo repite durante el libro varias veces: «No olvidar» No olvidar todo lo que Dios hizo por el pueblo. Lo primero que les quiero decir a ustedes es que tengan, pidan la gracia de la memoria. Como les dije a los jóvenes: «Por la sangre de los católicos ugandeses está mezclada la sangre de los mártires». No pierdan la memoria de esta semilla, para que, así, sigan creciendo. El principal enemigo de la memoria es el olvido, pero no es el más peligroso. El enemigo más peligroso de la memoria es acostumbrarse a heredar los bienes de los mayores. La Iglesia en Uganda no puede acostumbrarse nunca al recuerdo lejano de estos mártires. Mártir significa testigo. La Iglesia, en Uganda, para ser fiel a esa memoria tiene que seguir siendo testigo, no tienen que vivir de renta. Las glorias pasadas fueron el principio, pero ustedes tienen que hacer las glorias futuras. Y ese es el encargo que les da la Iglesia a ustedes: Sean testigos como fueron testigos los mártires que dieron la vida por el Evangelio.

(Papa Francisco en Uganda, Encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, Noviembre 2015)

sábado, 3 de diciembre de 2016

Avisos para conservar la castidad (II). San Francisco de Sales


La castidad brota del corazón como de un manantial, pero se refiere al cuerpo como a su materia; por esto se pierde por todos los sentidos del cuerpo y por los pensamientos y deseos del corazón. Es impúdico mirar, oír, hablar, oler, tocar cosas deshonestas, cuando el corazón se entretiene y se complace en ellas. 


San Pablo dice sin ambajes: «La fornicación ni siquiera se nombre entre nosotros». Las abejas no solamente no quieren tocar las cosas podridas, sino que huyen y aborrecen en extremo toda suerte de malos olores que de ellas emanan. La sagrada Esposa, en el Cantar de los Cantares, tiene las manos que destilan mirra, licor que preserva de la corrupción; sus labios están protegidos por una cinta carmesí, símbolo del pudor en las palabras; sus ojos son de paloma, a causa de su nitidez; sus orejas llevan pendientes de oro, señal de pureza; su nariz está siempre entre los cedros del Líbano, madera incorruptible. 

Tal ha de ser el alma devota: casta, pura, honesta de manos, de labios, de oídos, de ojos y de todo su cuerpo. 

(S. Francisco de Sales, Introducción a la vida devota)

viernes, 2 de diciembre de 2016

Los instrumentos de Dios (II). P. Segundo Llorente (XXIII)


Total, que lo único de que dispone Dios para convertir toda el Asia, son grupitos insignificantes de monjitas temblorosas como estas, grupos de sacerdotes que caen boquiabiertos en un mundo pagano para ellos desconocido.

¿Qué conquistan los hombres en la guerra? Conquistan odios. ¿Qué conquista Dios con sus monjitas y frailicos? Conquista los corazones. Poco a poco el cristianismo se va extendiendo. Tiene sí, avances y retrocesos, ganancias y pérdidas; pero se va extendiendo. En países antes paganos, ya hay almas vírgenes, sacerdotes celosos y verdaderos mártires de Cristo.


¡Qué gracia tan extraordinaria ser escogidos entre millones para salir de la casa paterna con ojos húmedos y pulso tembloroso y surcar los mares para caer en el mundo pagano como un grano que, al pudrirse, ha de producir el ciento por uno en conversiones, en santidad y en glorificación de Dios por toda la eternidad!

(P. Segundo Llorente, 40 años en el Círculo Polar)

jueves, 1 de diciembre de 2016

Institutos Seculares (XVII)


“Justamente mi predecesor, el Papa Pablo VI, quien tanto afecto mostró por los institutos seculares, decía que si «permanecen fieles a su propia vocación serán como el laboratorio experimental en el cual la Iglesia verifica las modalidades concretas de sus relaciones con el mundo» (Pablo VI, Disc. al Congreso Internacional de institutos seculares, 25-08-1976). Prestad, pues, vuestro apoyo a tales institutos para que sean fieles a la originalidad de sus carismas fundacionales reconocidos por la jerarquía, y vigilad para descubrir en sus frutos la enseñanza que Dios quiere darnos para la vida y la acción de toda la Iglesia.

Si hay un desarrollo y un reforzamiento de los Institutos Seculares, también las Iglesias locales sacarán ventaja de ello. En vuestra asamblea plenaria, este aspecto ha sido tenido en cuenta, también porque varios episcopados, con las sugerencias aportadas en orden a vuestra reunión, han indicado la relación entre Institutos Seculares e Iglesias locales, como merecedora de profundización”. 

(Discurso a la Asamblea Plenaria de la Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares. S.S San Juan Pablo II, 6 de Mayo de 1983)