martes, 30 de junio de 2020

Correspondencia. S. Maximiliano Kolbe (IX)


Ante el inminente estallido de la 2ª Guerra Mundial: 

“No hay un rincón en el mundo donde no aparezca la cruz… No huyamos de ella, y si es necesario, carguémosla sobre los hombros y llevémosla de buen grado por amor a la Inmaculada. ¡Qué dulce será la muerte de los que le pertenecen!” 


Los temas que Kolbe trata en sus cartas son múltiples, pero sobre “el sonido y la furia” del mundo, ni una palabra. Para Kolbe, la desgracia es la caída. Ante sus ojos tiene la de un compañero que acaba de romper sus votos: “Recemos por su alma. Estas son las auténticas desgracias; a su lado, todos los desastres materiales, la enfermedad y la muerte no son nada…” 

(No olvidéis el amor. La pasión de S. Maximiliano Kolbe, Arcaduz)

Nada de seguridades



La búsqueda de la voluntad de Dios del cristiano es como el que anda por un pasillo con luces automáticas: no se ve el camino por el que tienes que avanzar desde el principio, sino que según vas andando, las luces se van encendiendo. 

Error de la gente que espera tener todo clarísimo antes de andar. Nada de seguridades. Hay que buscar la voluntad de Dios, y Dios, a medida que avanzas, te va mostrando el camino. La voluntad de Dios la vas descubriendo a medida que se va avanzando. Para buscar la voluntad de Dios hay que entregarse a ella. 


Vemos un ejemplo en Abrahám: "Yo te mostraré la tierra..." No le da el mapa, le dice que se ponga en camino. 

"La fe ve en la medida en que camina" (Benedicto XVI). 

(Mons. José Ignacio Munilla)

lunes, 29 de junio de 2020


“Más indecencia e impureza lleva el alma para ir a Dios, 
si lleva en sí el menor apetito de cosa del mundo, 
que si fuese cargado de todas las feas y molestas tentaciones y tinieblas que se pueden decir, 
con tal que su voluntad racional no las quiera admitir”. 

(S. Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor)

domingo, 28 de junio de 2020


La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas del Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profesión de los consejos evangélicos, los rasgos característicos de Jesús -virgen, pobre y obediente- tienen una típica y permanente "visibilidad" en medio del mundo, y la mirada de los fieles es atraída hacia el misterio del Reino de Dios que actúa en la historia, pero espera su plena realización en el cielo. 

(S. Juan Pablo II. Exhortación apostólica “Vita consecrata”, 1996).

sábado, 27 de junio de 2020

El pudor es intimidad y respeto


Si hubiera que poner un adjetivo a la palabra intimidad podría ser el de “valiosa”. 

Una persona sin intimidad es una persona que no tiene nada que ofrecer, es una persona que vive para el exterior: 

1º Es una persona dispersa, vacía, sin fuste, se ha perdido, se ha desparramado... 

2º Es una persona pobre, porque ya no le queda nada que ofrecer. 

“Mi secreto para mí”... “El secreto del rey cuando se descubre, se empaña”. 


El pudor obtiene como fruto que: 

3.1. Un trato adecuado con la verdad de la relación que existe con las personas. 

3.2. Mantiene el respeto en mi trato hacia los demás. 

Ordena las miradas y los gestos en conformidad con la dignidad de las personas y con la relación que existe entre ellas.

viernes, 26 de junio de 2020

Vrs. envidia


¿Cuándo puede uno superar esta pasión? Cuando su vida rebosa amor de caridad y búsqueda del bien. El amor hace que uno se ponga al servicio, sin esperar nada, que es cuando más recibe… 

Hacer el bien implica ser bueno aun cuando te crucifican.

El amor de caridad se alegra con el bien del otro, y con la alegría del otro. El bien se hace desde la humildad de quien sirve.

Ten paciencia contigo y a la vez delicada exigencia… y amor hacia todos.

jueves, 25 de junio de 2020

Atraer e irradiar (Tres monjes rebeldes)


- Si queréis que Citeaux se extienda, habréis de hacer dos cosas contradictorias en apariencia: irradiar y atraer. 

El rostro del abad expresó complacencia. Le resultaba grato oír la opinión autorizada de aquel experto estratega. 

- ¿Qué queréis decir exactamente? 

- He observado con atención la corriente continua de postulantes que llegan a nuestra puerta. Citeaux los atrae. Pero ahora, y gracias a ellos, Citeaux puede empezar a irradiar. Ya ha comenzado con La Ferté en el sur. Mas si La Ferté sigue creciendo, como cualquier otra cosa filial, habrá de atraer lo mismo que Citeaux. Solamente así podrán irradiar. 

(Tres monjes rebeldes, P. Raymond)

martes, 23 de junio de 2020


"No nos enojemos en el camino unos contra otros. Caminemos con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y Amor; y lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no te enojes jamás, y si es posible; por ningún pretexto des a tu corazón entrada al enojo… Las personas a quienes naturalmente nos sentimos poco inclinados, han de ser cabalmente, y con frecuencia, el objeto de nuestra dulzura y caridad" 
(S. Francisco de Sales).

lunes, 22 de junio de 2020


“Pues se te ha de seguir doblada amargura de cumplir tu voluntad, 
no la quieras cumplir, aunque quedes en amargura”. 

(S. Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor)

domingo, 21 de junio de 2020


Finalmente, cuando Jesús subió a la barca, el viento cesó y las olas se calmaron. Es una hermosa imagen de lo que el Señor obra en nuestra vida y en los tumultos de la historia, de manera especial cuando atravesamos la tempestad: Él ordena que los vientos contrarios cesen y que las fuerzas del mal, del miedo y de la resignación no tengan más poder sobre nosotros. 

En la vocación específica que estamos llamados a vivir, estos vientos pueden agotarnos. Pienso en los que asumen tareas importantes en la sociedad civil, en los esposos que —no sin razón— me gusta llamar “los valientes”, y especialmente en quienes abrazan la vida consagrada y el sacerdocio. Conozco vuestras fatigas, las soledades que a veces abruman vuestro corazón, el riesgo de la rutina que poco a poco apaga el fuego ardiente de la llamada, el peso de la incertidumbre y de la precariedad de nuestro tiempo, el miedo al futuro. Ánimo, ¡no tengáis miedo! Jesús está a nuestro lado y, si lo reconocemos como el único Señor de nuestra vida, Él nos tiende la mano y nos sujeta para salvarnos. 


Y entonces, aun en medio del oleaje, nuestra vida se abre a la alabanza. Esta es la última palabra de la vocación, y quiere ser también una invitación a cultivar la actitud interior de la Bienaventurada Virgen María. Ella, agradecida por la mirada que Dios le dirigió, abandonó con fe sus miedos y su turbación, abrazó con valentía la llamada e hizo de su vida un eterno canto de alabanza al Señor. 

Queridos hermanos: Particularmente en esta Jornada, como también en la acción pastoral ordinaria de nuestras comunidades, deseo que la Iglesia recorra este camino al servicio de las vocaciones abriendo brechas en el corazón de los fieles, para que cada uno pueda descubrir con gratitud la llamada de Dios en su vida, encontrar la valentía de decirle “sí”, vencer la fatiga con la fe en Cristo y, finalmente, ofrecer la propia vida como un cántico de alabanza a Dios, a los hermanos y al mundo entero. Que la Virgen María nos acompañe e interceda por nosotros. 

(Papa Francisco. 
Mensaje para la 57 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 8 marzo 2020)


sábado, 20 de junio de 2020

Analogía entre el sacerdocio y la maternidad. P. Mendizábal (XXXIII)


Quizá se ignora una cosa: hay una gran analogía entre el sacerdocio y la maternidad. La maternidad tiene también un doble aspecto, que podemos llamar de obediencia, en cuanto que el amor virginal de María es escucha de la palabra y obediencia. Es lo que podemos llamar dimensión virginal de la maternidad. Y luego, la maternidad como generación, en ese amor virginal y en esa entrega y obediencia virginal engendra, y engendra con la caridad misericordiosa hacia los hijos, hacia el hijo que engendra, hacia los hermanos del Hijo. Es una semejanza; diríamos que así como hay una obediencia y misericordia en el corazón materno, hay una correspondencia de amor virginal-esponsalicio y de amor materno. 

Entonces, podemos decir esto en analogía: como Jesús en su Sacerdocio fue hecho perfecto como Sacerdote, María es hecha perfecta en su Corazón Materno y es proclamada Madre en la cruz. Es una correspondencia a lo que dice: es proclamado Sacerdote, María es proclamada Madre y es proclamada Reina; Reina y Madre como resultado de la Pasión, en su asociación a la Pasión de Cristo. Esto es lo que nosotros escuchamos en la palabra de Jesús en la cruz. Es proclamada Madre, porque es perfeccionada como Madre. Llega el momento cumbre de su Maternidad, un momento cumbre que ha sido preparado por todo ese proceso. Al lado de Jesús, Ella ha ido creciendo en su caridad materna: ha ido creciendo en su unión, en amor a los hombres, a los redimidos por su Hijo, que serán sus hijos. Y de esta manera llega a la cumbre. Así podemos entender ese momento culminante que es la palabra de Jesús en la cruz. 


Llegamos así hasta ese momento supremo, con una Maternidad que va a durar para siempre, se mantiene y se actúa hasta el fin de los tiempos, y la Maternidad de María también. Como dice el Concilio: “Esa Maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia hasta la consumación de todos los elegidos. Y tiene con nosotros su amor, como el que tiene una madre que ha pasado dolores de parto por su hijo” Ella ha pasado ese momento de la muerte de Jesús en la Pasión, que Jesús asemeja a la mujer que sufre dolores de parto, que llora en este momento de su hora, pero que luego se alegra porque ha dado al mundo un hombre más. 

(Con María, P. Mendizábal)

jueves, 18 de junio de 2020

La vida de reparación en el sacerdote


Preciso es que el sacerdote sea “otro Cristo”. Jesús es sacerdote y víctima; no es posible, pues, querer participar del sacerdocio de Cristo, sin participar de algún modo de su estado de víctima, en la medida determinada por la Providencia. Cuando el sacerdote sube las gradas del altar, lleva pintada a sus espaldas y sobre su pecho una cruz, que le trae a la memoria la del Salvador. 

Así lo comprendieron los grandes pastores de almas, que en tiempo de persecución dieron la vida por sus ovejas. Así lo interpretaron los sacerdotes santos, como un S. Bernardo, un Sto. Domingo, un S. Carlos Borromeo o el Cura de Ars, que ofrecía todos sus sufrimientos a favor de los fieles que se acercaban a él, al ofrecer el Cuerpo y la preciosa Sangre de nuestro Señor. 


“El sacerdote debe ser otro Cristo; pensando en la gruta de Belén, ha de ser humilde y pobre; y cuanto más lo sea, da a Dios más gloria y es más útil a su prójimo: el sacerdote debe ser un hombre despojado. Al acordarse del Calvario, ha de pensar en inmolarse hasta dar la vida. El sacerdote ha de ser un hombre crucificado. Pensando en el Tabernáculo, ha de recordar que es su deber darse sin cesar a los demás, y hase de convertir en un buen pan para las almas”. 

El P. Carlos de Foucauld, que se ofreció como víctima para sellar con su sangre su apostolado entre los Musulmanes, había escrito en un papel que llevaba siempre consigo: “Vivir como si hoy mismo debieras morir mártir. Cuando nos falta todo sobre la tierra es cuando más encontramos lo mejor que la tierra puede darnos: la cruz”. 

(Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior)

miércoles, 17 de junio de 2020

Distintivos de un superior. S. Maximiliano Kolbe (VIII)


Kolbe vuelve del Japón a Polonia, y allí los monjes del convento que él había fundado le regalan un abrigo de piel que le hiciera más pasajero el frío polaco. Rechazado. Entonces le preparan un hábito acolchado que solo consiente en vestir cuando comprueba que también lo usan los enfermos del convento. Jamás admite un trato distinto al de los demás frailes: un superior solo se distingue por el sobrepeso de las cargas y el excedente de responsabilidades. 


(No olvidéis el amor. La pasión de S. Maximiliano Kolbe, Arcaduz)

martes, 16 de junio de 2020


"Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. 
Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, 
con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta sencillo".

(Aristóteles, Ética a Nicómaco)

lunes, 15 de junio de 2020


“Mas quiere Dios en ti el menor grado de pureza de conciencia que cuantas obras puedes hacer”. 
(S. Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor)

domingo, 14 de junio de 2020

El Señor nos llama porque quiere que seamos capaces de “caminar sobre las aguas”


El Señor sabe que una opción fundamental de vida —como la de casarse o consagrarse de manera especial a su servicio— requiere valentía. Él conoce las preguntas, las dudas y las dificultades que agitan la barca de nuestro corazón, y por eso nos asegura: “No tengas miedo, ¡yo estoy contigo!”. La fe en su presencia, que nos viene al encuentro y nos acompaña, aun cuando el mar está agitado, nos libera de esa acedia que ya tuve la oportunidad de definir como «tristeza dulzona» (Carta a los sacerdotes, 4 agosto 2019), es decir, ese desaliento interior que nos bloquea y no nos deja gustar la belleza de la vocación. 

En la Carta a los sacerdotes hablé también del dolor, pero aquí quisiera traducir de otro modo esta palabra y referirme a la fatiga. Toda vocación implica un compromiso. El Señor nos llama porque quiere que seamos como Pedro, capaces de “caminar sobre las aguas”, es decir, que tomemos las riendas de nuestra vida para ponerla al servicio del Evangelio, en los modos concretos y cotidianos que Él nos muestra, y especialmente en las distintas formas de vocación laical, presbiteral y de vida consagrada. Pero nosotros somos como el Apóstol: tenemos deseo y empuje, aunque, al mismo tiempo, estamos marcados por debilidades y temores. 


Si dejamos que nos abrume la idea de la responsabilidad que nos espera —en la vida matrimonial o en el ministerio sacerdotal— o las adversidades que se presentarán, entonces apartaremos la mirada de Jesús rápidamente y, como Pedro, correremos el riesgo de hundirnos. Al contrario, a pesar de nuestras fragilidades y carencias, la fe nos permite caminar al encuentro del Señor resucitado y también vencer las tempestades. En efecto, Él nos tiende la mano cuando el cansancio o el miedo amenazan con hundirnos, y nos da el impulso necesario para vivir nuestra vocación con alegría y entusiasmo.

(Papa Francisco. 
Mensaje para la 57 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 8 marzo 2020)

sábado, 13 de junio de 2020

La modestia, virtud admirable


    
La modestia, quizá por ser tan inusual, cuando es auténtica admira al mundo entero... El joven pudoroso tiene: 

a) Una mirada limpia, con una claridad angelical. 

b) El semblante siempre con un rostro de una serena alegría. 

c) El porte con una modestia que es un ejercicio de excelencia. 

d) Al corazón lo dota de una delicada sensibilidad. 

e) A la voluntad de una firmeza y determinación enérgica. 

“Soy fuerte porque soy puro” repetía Ricardo corazón de León. Uno es puro si es pudoroso...


viernes, 12 de junio de 2020

Deseos que no se realizan. P. Segundo Llorente (XXXVI)


Puede ocurrir y ocurre que Dios ponga en el alma deseos santísimos de algo concreto (como el venir a misiones) sin que quiera que esos deseos se realicen; y lo hace o lo puede hacer por dos razones. 

Sucede que Dios llama a misiones a cierto número de almas escogidas; pero ellas se hacen sordas y no quieren oír. Esa sordera artificial causa heridas profundas en su divino corazón. 

Como las heridas duelen, hay que curarlas. Dios las cura con el bálsamo de los deseos de otras almas que quisieran venir y se lamentan de no poder venir. Una inyección en el brazo deja al cuerpo libre de difteria. 


(P. Segundo Llorente, 40 años en el Círculo Polar)

"Por favor, nunca, nunca, nunca -incluso cuando parezca que todo es un desastre- 
nunca te desanimes… y en todo fidelidad".

martes, 9 de junio de 2020


Dios echa en falta almas que quieran sufrir junto a Él, como se vio en la anécdota de Santa Teresa de Jesús. Un día que ella descendía por una escalera para ir a la capilla, se le apagó de golpe el candil que llevaba en la mano y cayó al suelo rompiéndose el brazo. Teresa se quejó al Maestro: "¡Señor, entre tantos daños y me viene esto!" Jesús le respondió: "Es que así trato Yo a mis amigos". Y la Santa, llena de ingenio y de amor, le contestó: "¡Ah, Señor, por eso tienes tan pocos! 

Podrán venir sufrimientos, pero siempre serán para unirnos al sacrificio de Jesús en la Cruz, para ayudarle a salvar almas, por extender su reino… y todo un orgullo poder sufrir un poco por Aquel que tanto nos ha amado a nosotros primero, toda una alegría poder ser consuelo de Jesús, que tanto sufre con los pecados de los hombres, todo un honor poder ayudarle a llevar un trozo de la Cruz… Se sufre, pero como es por amor, se puede hablar de “gozar sufriendo”… Puesto que es cuando más se participa del Amor de Cristo, no se quiere dejar de sufrir… También lo decía Santa Teresa “o sufrir, o morir”. 


Por supuesto, igual que se participa de los sufrimientos de Cristo, mucho más de sus momentos de gloria, habrá Tabor, milagros y Resurrección…

lunes, 8 de junio de 2020


“El alma sola, sin maestro, que tiene virtud, es como el carbón encendido que está solo: 
antes se irá enfriando que encendiendo”. 


 (S. Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor)

jueves, 4 de junio de 2020

¡Hombres!


Sí, Citeaux necesitaba hombres, hombres de verdad, pues solo los de cuerpo y espíritu bien templados serían capaces de quedarse a vivir la vida que allí se llevaba. El pequeño monasterio, con sus pantanos, era un mundo muy duro, en el cual no había sitio para los afeminados ni para los inútiles. Era un mundo que exigía pasión, pero rechazaba los sentimentalismos. Un mundo que desafiaba a los hombres valerosos y abnegados, exigiéndoles más valor y más abnegación a cada hora. El abad sabía bien que el hombre varonil puede alcanzar el más alto grado de virtud y con su fortaleza llegar hasta la gigantesca santidad. 


(Tres monjes rebeldes, P. Raymond)

miércoles, 3 de junio de 2020

Solo hasta la muerte. S. Maximiliano Kolbe (VII)


El 12 de Julio de 1935 escribe a un padre de “La Ciudad de la Inmaculada” hablándole indirectamente de sus males, que para él se sitúan en el orden lógico del combate espiritual: 

“No hay nacimiento sin dolor. Además ¿existe algún sacrificio demasiado grande cuando se trata de María? Estamos consagrados a ella no solo en teoría, sino realmente en la práctica. Si no nos cansamos de luchar para conquistarle el mundo, los sufrimientos no cesarán de abatirse sobre nosotros y, cuanto más valerosamente combatamos, más numerosos y pesados serán. Pero solo hasta la muerte. Después llegará la resurrección. Y aun en el caso –un hecho imposible- de que María no nos recompensara nunca, lucharíamos con idéntico fervor, porque la amamos a ella, no a la recompensa”. 


(No olvidéis el amor. La pasión de S. Maximiliano Kolbe, Arcaduz)

martes, 2 de junio de 2020

El alma, fiel esposa de Cristo


Mentiríamos si no dijéramos que el alma consagrada, al recibir un amor de predilección por parte de Jesucristo, también comparte de una forma muy especial su Cruz. Esto es la prueba del algodón, para ver si el amor es verdadero o no, es muy fácil estar con una persona cuando todo son pétalos de rosas, pero cuando llegan las espinas, es otra cosa…. y ahí es donde el alma consagrada demuestra la entereza de su amor a Cristo. 

Mientras estemos en el mundo, sufrimientos siempre vamos a tener, independientemente del estado de vida que escojamos, porque el sufrimiento va ligado con nuestra naturaleza humana. Pero el alma consagrada tiene una parte en la Cruz de forma muy especial, dada la estrecha relación que tiene con el que está junto a ella: Jesús. El alma se hace esposa de Cristo, y como buena esposa, debe estar junto a su esposo. Incluso en el mundo, ¿tendría sentido que el marido estuviera con sufrimientos y deshonras y la mujer no prestando atención a eso se interesara sólo divertirse? No… la misma suerte que corre el marido la corre también la mujer. Es lo mismo, Jesús está en la Cruz, y al alma consagrada le tocará tener un día la corona de espinas, otro día escupitajos, otro día los clavos… pero descubrirá que no puede haber mayor honor ni mayor gloria en esta tierra que participar de la Cruz de Cristo, como han descubierto los santos.

lunes, 1 de junio de 2020


“Más vale estar cargado junto al fuerte que aliviado junto al flaco: 
cuando estás cargado, estás junto a Dios, que es tu fortaleza, el cual está con los atribulados; 
cuando estás aliviado, estás junto a ti, que eres tu misma flaqueza; 
porque la virtud y fuerza del alma en los trabajos de paciencia crece y se confirma”. 


(S. Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor)