Una tentación es un
pensamiento o idea que el diablo presenta a nuestro entendimiento con la
intención de apartarnos del bien y acercarnos al mal. El diablo, que es un
ángel caído, es por tanto un ser sumamente inteligente, y usará de mil y una
artimañas para alcanzar sus propósitos.
El ejemplo típico de
tentación por antonomasia lo encontramos en el libro 3º del génesis, el cual iremos
siguiendo (a partir de ahora en cursiva) para ver un poquito cuál es la
dinámica y alguna de las tretas de la serpiente.
La
serpiente era más astuta que las demás bestias el campo, así que ¡ojo!
1ª técnica de la serpiente:
Decir una media verdad.
Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha
dicho que no comáis de ningún árbol del jardín? No es totalmente cierto esto
que nos dice, Dios de hecho había dado al hombre todos los árboles del jardín
excepto uno, del cual no debía comer. El diablo nos presenta en nuestra vida
cotidiana la tentación de que son muchas las cosas que los cristianos no
podemos hacer y eso es falso. Los cristianos tenemos una libertad enorme,
grandísima, más que cualquiera, porque al apartarnos del pecado que es la
destrucción del hombre podemos hacer tantísimas cosas… pero de esto hablaremos
en otra entrada.
2ª técnica de la serpiente:
presentarle al hombre la idea de que obedecer a Dios es perder la libertad. Es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrían los ojos,
y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal. El diablo que
conoce nuestra debilidad y soberbia nos quiere engañar haciéndonos creer que
siendo autónomos e independientes de Dios es la manera en la que seremos plenos
y libres, ¡bien sabe satanás que es al contrario! La más plena realización del
hombre consiste en la donación amorosa de su libertad a Dios. Esto lo iremos
viendo poco a poco.
Tenemos por tanto que
el diablo tienta “bajo capa de bien”, como es tan inteligente nunca nos
presentará el mal como objetivamente malo, si no que en primer lugar llegará a
nuestro entendimiento para hacernos ver lo razonablemente bien que vamos a
actuar y en segundo lugar a nuestra voluntad para hacernos gustar de los
beneficios y bondades que vamos a obtener. Así que, pensamientos tales como “lo
hace todo el mundo y no va a pasar nada” tienen una fuerte carga demoniaca: la
primera parte intenta justificar (falsamente) racionalmente nuestro obrar: como
lo hace todo el mundo es algo racional; la segunda parte afecta a nuestra
voluntad, no me voy a sentir mal, no me voy a corromper, no va a haber
consecuencias negativas, por lo tanto apetécelo, qué bien lo vas a pasar.
En la vida cristiana
deberemos analizar muchas veces nuestro obrar y la justificación del mismo,
Dios nos ha dado una cabeza para que, iluminada por la fe, la utilicemos y no
obremos tantas veces en la vida “a lo loco”. Esto será necesario solo en
algunas ocasiones si hemos recibido una buena formación y criterios morales. En otras ocasiones será
prudente consultar a un sacerdote o persona de confianza, siendo siempre
humildes y sabiendo que nunca somos buenos jueces en causa propia, la cual,
como enemigo también de nuestra alma trabaja en perfecta cooperación con el
diablo. La oración en cualquier caso será nuestro mejor auxilio. Como dice s.
Pedro: “Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar. Resistidle, firmes en la fe” (1 Pe 5, 8).