sábado, 31 de octubre de 2015

Las tentaciones

Una tentación es un pensamiento o idea que el diablo presenta a nuestro entendimiento con la intención de apartarnos del bien y acercarnos al mal. El diablo, que es un ángel caído, es por tanto un ser sumamente inteligente, y usará de mil y una artimañas para alcanzar sus propósitos.

El ejemplo típico de tentación por antonomasia lo encontramos en el libro 3º del génesis, el cual iremos siguiendo (a partir de ahora en cursiva) para ver un poquito cuál es la dinámica y alguna de las tretas de la serpiente.


La serpiente era más astuta que las demás bestias el campo, así que ¡ojo!


1ª técnica de la serpiente: Decir una media verdad. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín? No es totalmente cierto esto que nos dice, Dios de hecho había dado al hombre todos los árboles del jardín excepto uno, del cual no debía comer. El diablo nos presenta en nuestra vida cotidiana la tentación de que son muchas las cosas que los cristianos no podemos hacer y eso es falso. Los cristianos tenemos una libertad enorme, grandísima, más que cualquiera, porque al apartarnos del pecado que es la destrucción del hombre podemos hacer tantísimas cosas… pero de esto hablaremos en otra entrada.

2ª técnica de la serpiente: presentarle al hombre la idea de que obedecer a Dios es perder la libertad. Es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrían los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal. El diablo que conoce nuestra debilidad y soberbia nos quiere engañar haciéndonos creer que siendo autónomos e independientes de Dios es la manera en la que seremos plenos y libres, ¡bien sabe satanás que es al contrario! La más plena realización del hombre consiste en la donación amorosa de su libertad a Dios. Esto lo iremos viendo poco a poco.

Tenemos por tanto que el diablo tienta “bajo capa de bien”, como es tan inteligente nunca nos presentará el mal como objetivamente malo, si no que en primer lugar llegará a nuestro entendimiento para hacernos ver lo razonablemente bien que vamos a actuar y en segundo lugar a nuestra voluntad para hacernos gustar de los beneficios y bondades que vamos a obtener. Así que, pensamientos tales como “lo hace todo el mundo y no va a pasar nada” tienen una fuerte carga demoniaca: la primera parte intenta justificar (falsamente) racionalmente nuestro obrar: como lo hace todo el mundo es algo racional; la segunda parte afecta a nuestra voluntad, no me voy a sentir mal, no me voy a corromper, no va a haber consecuencias negativas, por lo tanto apetécelo, qué bien lo vas a pasar.


En la vida cristiana deberemos analizar muchas veces nuestro obrar y la justificación del mismo, Dios nos ha dado una cabeza para que, iluminada por la fe, la utilicemos y no obremos tantas veces en la vida “a lo loco”. Esto será necesario solo en algunas ocasiones si hemos recibido una buena formación y  criterios morales. En otras ocasiones será prudente consultar a un sacerdote o persona de confianza, siendo siempre humildes y sabiendo que nunca somos buenos jueces en causa propia, la cual, como enemigo también de nuestra alma trabaja en perfecta cooperación con el diablo. La oración en cualquier caso será nuestro mejor auxilio. Como dice s. Pedro: “Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar. Resistidle, firmes en la fe” (1 Pe 5, 8).

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