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¿Dice usted, padre, que no
está acostumbrado a estas durezas?
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Así es. Nunca pasé tantas
horas expuesto al frío.
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Pero ¿no viajan en trineo
en su tierra?
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No, hombre, no, qué van a
viajar en trineo. Yo soy español. Los españoles no han visto trineos más que en
las revistas de misiones.
-
Pues entonces, ¿cómo
viajan?
-
Pues en tren, en
automóvil, en coche, en bicicleta, en aeroplano, a caballo, en burro, en carro
de bueyes y a pie.
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Eso será en verano; pero
en invierno con la nueve ¿cómo viajan?
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En España cae poca nueve.
No te vayas a creer que España es como esto. Cuando tengas dinero date un viaje
por España, y entonces verás lo que es mi tierra. Si vas, no vuelves.
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Pues entonces ¿por qué
vino usted?
-
Pues hombre, tú que
estuviste once años en nuestra escuela deberías saberlo. Vine porque vosotros
los esquimales no tenéis sacerdotes, y sin sacerdotes ya ves qué paganismo
reinaría en la región; y Jesucristo dijo que Él haría que su evangelio fuese
predicado en toda la redondez de la tierra. Alaska tendrá siempre sacerdotes,
si no indígenas, extranjeros; alguno tiene que venir: y, si alguno, ¿por qué no
yo?
(P. Segundo Llorente, 40 años en el Círculo
Polar)
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