domingo, 11 de octubre de 2015

Palabras improvisadas (IV). Visita Pastoral del Papa Francisco a Nápoles (IV).

Los consagrados —sean sacerdotes, religiosas o religiosos— nunca deben ser especuladores. El espíritu de pobreza, sin embargo, no es espíritu de miseria. Un sacerdote, que no hizo voto de pobreza, puede tener sus ahorros, pero de una forma honesta y también razonable. Pero cuando tiene codicia y se mete en negocios... Cuántos escándalos en la Iglesia y cuánta falta de libertad por el dinero: «A esta persona le debería decir cuatro verdades, pero no puedo porque es un gran benefactor». Los grandes benefactores llevan la vida que quieren y yo no tengo la libertad de decírselo, porque estoy apegado al dinero que ellos me dan. ¿Comprendéis cuánto es importante la pobreza, el espíritu de pobreza, como dice la primera de la bienaventuranzas: «Bienaventurados los pobres de espíritu». Como dije, un sacerdote puede tener sus ahorros, pero no el corazón en ello, y que sean ahorros razonables. Cuando hay dinero de por medio, se hacen diferencias entre las personas; por ello os pido a todos examinar la conciencia: ¿cómo va mi vida de pobreza, lo que llega incluso de las pequeñas cosas? Y este es el segundo testimonio.

(Encuentro con el clero, los religiosos y los diáconos permanentes en la Catedral, Visita Pastoral del Santo Padre Francisco a Pompeya y Nápoles. Sábado 21 de Marzo de 2015)

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