“Pilato, queriendo dar satisfacción a la
plebe, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle azotado, lo entregó
para que lo crucificasen”. (Mc. 5,15).
Al contemplar a Cristo condenado injustamente, le presentamos
a los sacerdotes y consagrados que por diversas causas y en diferentes
situaciones son perseguidos, calumniados, difamados por causa del Evangelio,
llegando incluso a la tortura y el martirio. En ellos se cumplen las palabras
del Maestro: “Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien
de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra
recompensa será grande en el cielo." Para ellos pedimos, la fortaleza de
ánimo para soportar con alegría los sufrimientos morales y físicos.
Al contemplar a Cristo condenado a muerte, queremos también
reparar por aquellos sacerdotes y consagrados que son causa de escándalo y
piedra de tropiezo. Pedimos para ellos la conversión.
(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)
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