sábado, 28 de marzo de 2015

3ª Estación: Jesús cae por primera vez. (Vía Crucis III)

        “En verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, quedará sólo; pero si muere, dará mucho fruto”. (Jn. 12,24)

Estremece contemplar a todo un Dios totalmente agotado y extenuado a ras de suelo por el peso de la cruz. Solo hay una explicación: Amor. La vocación del sacerdote y del consagrado es cuestión de amor, un amor que se realiza en la fidelidad y entrega diaria a Aquel a quién se ama. Amor que solo busca el bien del Amado. ¡Sacerdotes y consagrados enamorados del Señor! Pedimos para que nunca su amor se apague, que cada día crezca y aumente más, que aquellos que se han enfriado vuelvan al amor primero que los cautivó. Recordando siempre que “el amor consiste no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.”

Y contemplando el amor del Señor manifestado en su Pasión, reparemos por aquellos sacerdotes y consagrados que ya no aman, que se han olvidado del sentido de sus vidas, que se conforman con la mediocridad de un vida sin amor. Reparemos también por aquellos que no aspiran a la santidad, que viven abandonados en el pecado, que no frecuentan la confesión. 


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


No hay comentarios:

Publicar un comentario