miércoles, 11 de marzo de 2015

Despedida del hogar. Santa Teresita del Niño Jesús (XVI)


La víspera de mi entrada, toda la familia se hallaba reunida en torno a la mesa, a la que yo me sentaba por última vez. ¡Qué desgarradoras son estas reuniones íntimas! Cuando una quisiera pasar inadvertida, es cuando se le prodigan las caricias y las palabras más tiernas, haciendo así más sensible el sacrificio de la separación.

         En la mañana del gran día, después de haber echado una última mirada a los Buissonnets, nido gracioso de mi infancia que nunca más volvería a ver, partí del brazo de mi rey querido para subir a la montaña del Carmelo.

         Yo fui la única que no lloró, pero sentí palpitarme el corazón con tan violencia, que em pareció imposible dar un paso cuando fueron a indicarnos que nos acercáramos a la puerta conventual. Sin embargo, me dirigí hacia ella, preguntándome a mi misma si no iría a morir a causa de los fuertes latidos de mi corazón… ¡Ah, qué momento aquel! Es necesario haberlo vivido para comprenderlo.


(Historia de un alma. Relato autobiográfico de Santa Teresita del Niño Jesús).


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