“Cuando
pienses en el Señor, o en su vida y Pasión, acuérdate de su mansísimo y hermoso
rostro, que es grandísimo consuelo. Será como un recuerdo suave que cale en tu
memoria. Podrá llegar a quedar tan esculpida en tu mente esta imagen
gloriosísima, que jamás se borre de ella hasta que la veas adonde para sin fin
la puedas gozar.”
(Santa
Teresa de Jesús, Moradas 6,9,14-3).
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