martes, 10 de marzo de 2015

Conferencia de San Juan Bosco a unos novicios (XIII).

Nosotros, por lo tanto, debemos padecer, y mucho: aún más, es necesario que estemos crucificados con Jesús. La cruz es su bandera, su estandarte; quien no la quiere seguir no es digno discípulo suyo. Pero dirá alguno: el frío en estos lugares, en esta estación: la comida y aquella bebida, tan escasa y tan poco agradable al gusto; aquel cargo que me han puesto, aquel trabajo diario sin descanso. Hay otros que tienen menos que hacer que yo. Y si sale algún trabajo nuevo, ¡encima me lo cargan a mí!, todo esto acaba por cansar”.

¡Eh!, pobrecillo, te compadezco: ¿pero qué quieres hacer tú en este mundo, si un poco de calor o de frío es bastante para hacerte perder la paz? ¿Cómo serás tú seguidor de Cristo crucificado, si te quejas y acongojas porque la comida no es de tu gusto o si la ocupación que te han dado te parece algo gravosa?

¡Oh!, meditemos frecuentemente en Jesucristo crucificado, reflexionemos cuando nos vengan estos pensamiento en los grandes sufrimientos que padeció Jesucristo por nosotros, y entonces no encontraremos ya gravosa aquella obediencia viendo a Jesús obediente usque ad mortem; no nos desagrada ya la pobreza observando que Jesús por amor de ella murió pobrísimo en la cruz, sin tener siquiera con qué cubrirse.


No hay comentarios:

Publicar un comentario