sábado, 28 de marzo de 2015

4ª Estación: Jesús encuentra a su Santísima Madre. (Vía Crucis IV)

      “Simeón los bendijo y dijo a María su madre: Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el alma, a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.” (Lc. 2, 34-35).

Jesús y María: el Corazón del Hijo y el Corazón de la Madre. Dos corazones que se palpitan al mismo ritmo, que aman y buscan lo mismo, dos corazones con los mismos sentimientos, con los mismos intereses, dos corazones que se entregan e inmolan.  Presentamos al Señor a los sacerdotes y consagrados: para que sus corazones sean semejantes al de Jesús y al de María. Pedimos también por aquellos que sienten la orfandad al haber perdido a sus seres queridos, particularmente a sus padres, para que la verdad de la resurrección los conforte, recordando las palabras del Maestro: “Todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”

Reparamos a los Sagrados Corazones por aquellos sacerdotes y consagrados que viven apegados y dominados por los afectos humanos. Queremos reparar también por aquellos que por falta de confianza en las palabras del Señor y por las renuncias que implican se resisten a seguir la llamada al sacerdocio o la vida consagrada.  


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


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