lunes, 30 de marzo de 2015

8ª Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. (Vía Crucis VIII)

Le seguía una gran multitud de pueblo y mujeres que se dolían y lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad mas bien por vosotras y por vuestros hijos”” (Lc. 23, 27-28).

 “No lloréis por mí, llorad más bien por vosotros y por vuestros hijos” – le dice Jesús a aquellas mujeres. Los sacerdotes y consagrados están llamados a ser colaboradores particulares de Jesús en la redención de sus hermanos mediante su vida de oración y sacrificio; no solo han de ofrecerse por sí mismos y hacer penitencia por sus pecados, sino también han de hacerlo por sus hermanos. Presentamos al Señor a los sacerdotes y consagrados para que renueven cada día su conciencia de ser corredentores con Cristo y que descubran el valor sacrificial de sus vidas entregándose a la oración y  a la penitencia.  

Reparamos por sacerdotes y consagrados que viven inmersos en la sociedad del consumo y del materialismo, por aquellos que buscan afanosamente la comodidad y la vida placentera, por aquellos que son inconscientes de la responsabilidad que tienen sobre las almas.


(Sacerdotes de la Iglesia del Salvador, Toledo)


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