viernes, 3 de abril de 2015

No son los clavos, sino el Amor el que me sujeta

Ya he llegado a la cima del Calvario donde voy a entregarme a la muerte. 
Ya me colocan y clavan en la Cruz… ¡Nada tengo!..., ni aun libertad para mover un pie… Pero no son los clavos, sino el Amor el que me sujeta. 
Por eso no sale de mis labios ni una queja, ni un suspiro.

Almas que estáis clavadas en la cruz de la religión 
y sujetas con los clavos del amor que son vuestros votos. 
No os quejéis, no murmuréis cuando estos clavos benditos 
os desgarren las manos y los pies. 
Venid y besad los míos: aquí encontraréis fuerza.


(Un llamamiento al Amor)


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