martes, 21 de abril de 2015

Conferencia de San Juan Bosco a unos novicios (XVIII)

¡Oh!, dime más bien el otro motivo, que es más verdadero. “Quiero salir porque me pesa la vida regular; porque me pesa la obediencia, me pesa la pobreza; en una palabra, porque no me agrada, y deseo marcharme”. Dígase así, y la duda será pronto deshecha, es decir, es manifiesto que no tienes duda de la vocación, sino que la vas perdiendo, la has traicionado.

Dirá alguno: “El único motivo del cual me ha nacido a mí la duda es la casi certeza de que el Señor no me quiere aquí; es la necesidad en que se encuentran mis padres; yo les quiero mucho; veo que podría socorrerlos estando a su lado y hacer de modo que puedan soportar menos desagradablemente el poco de vida que el Señor aún les conceda; y aún más, ellos mismos me aconsejan que vaya con ellos”.

Aquí no me queda otro consejo que darte que el de Santo Tomás, quien dice abiertamente: In negotio  vocationis, parentes amici non sunt sed inimici.


          A la ternura que tienes hacia tus padres, ya  has renunciado pidiendo entrar en la Congregación, en la cual has escogido a Dios como tu heredad, tu amor, tu todo. Dios es tu padre antes de tu padre y tu madre: Dios es el que te ha creado, y también a tus padres y a todas las cosas, y por  esto es dueño de todo; si Él llama, no hay padre ni madre que valga. ¿Os aconsejaría yo que huyerais de casa, como se lee que han hecho algunos santos, ayudados aun milagrosamente en su fuga por el Señor? No os lo aconsejo; pero desde el momento en que estáis aquí ya y querrían haceros volver al mundo, digoos sencillamente que no estáis obligados a obedecer: Obedire magis oportet Deo quam non hominibus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario