martes, 28 de abril de 2015

Conferencia de San Juan Bosco a unos novicios (XIX)

Pero dirá alguno: “¿Quién pensará en ellos, pues están necesitados?” Pesará vuestro Padre, que está en los cielos. Piensa en ellos Aquel que no deja perecer un lirio del campo o una hierba si así no lo ha predispuesto.

“Además, yo mismo podría encontrarles algún bienhechor, alegrarlos algo, y aún trabajaría más en el sagrado ministerio para hacer de modo que estén provistos de todo”. Pero dime, ¿has venido tú a la Congregación para ganar dinero? ¿Quieres que se tenga en la Congregación alguno que busca sólo ganancia material? Si alguno me quisiese aconsejar de este modo, le diría:   Vade retro, satana; me he entregado al Señor, y debo buscar la salvación de las almas para el Señor. Salvar almas: ésta debe ser nuestra única ganancia.


          ¡Oh, cuántas vocaciones ha hecho ya perder este  desordenado amor a los padres! Muchas veces se pierde la vocación en vacaciones, en aquellas casas donde parece no haber ni siquiera sombra de peligro; sólo porque el afecto que los parientes nos demuestran hacen que nosotros, con la esperanza de ayudarles, quedemos cerca de ellos o nos hagamos sacerdotes fuera de la religión. Pero los sacerdotes hechos de este modo salen más comerciantes y negociantes que sacerdotes de Nuestro Señor Jesucristo. 


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