lunes, 11 de mayo de 2015

Pelo nabos por amor… ¡por amor a Jesucristo! (V)

Cuando terminó el trabajo y en la oración me puse al pie de Jesús…; allí a sus plantas deposité un cesto de nabos peladitos y limpios…., no tenía otra cosa que ofrecerle…; pero a Dios le basta cualquier cosa ofrecida con el corazón entero, sean nabos, sean imperios.

La próxima vez que vuelva a pelar raíces, sean las que sean, aunque estén frías y heladas, le pudo a María que no permita que se me acerquen los diablillos rojos a hacerme rabiar. En cambio, le pido que me envíe a los ángeles del Cielo, para, poniendo a los pies de la Virgen María rojas zanahorias, a los pies de Jesús blancos nabos, y patatas y cebollas; coles y lechugas…

En fin, si vivo muchos años en la Trapa, voy a hacer del Cielo una especie de mercado de hortalizas, y cuando el Señor me llame y me diga: “Basta de pelar…., suelta la navaja y el mandil, y ven a gozar de lo que has hecho….” Cuando me vea en el Cielo entre Dios y los santos y tanta legumbre…, Señor, Jesús mío, no podré por menos de echarme a reír.

(S. Rafael Arnaiz, Saber Esperar)




No hay comentarios:

Publicar un comentario