Uno
de los grandes pecados que podemos cometer es perder los momentos preciosos de
tiempo que Dios nos concede para hacer el bien. Por dice el Apóstol “Mientras
disponemos del tiempo, obremos el bien” (Gal. 6, 10).
Todo
llega y todo pasa... sólo Dios permanece. Tiempo perdido son los minutos que no
hemos vivido para Dios.
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