miércoles, 29 de julio de 2015

Juegos de niña. Santa Teresa de Jesús (II).

       El fracaso de la aventura orientó a Teresita hacia la vida cenobítica, pero las ermitas apropiadas a su tamaño que se empeñaba en construir amontonando piedras en el huerto, pronto se derrumbaban. ¿Sería tan difícil alcanzar la gloria de Santa María Egipciaca, cuyas terribles penitencias cantaban las criadas, lo mismo que las de Santa Cecilia o Santa Inés?

         Luego desaparecieron todos los trapos de la casa, pues Teresita acababa de fundar una orden religiosa y, disfrazada de monja, obligaba a sus primos a observar una regla inventada por ella misma. Por supuesto, ella era la Priora. Con una palmada, hacía arrodillarse, levantarse o postrarse con los brazos en cruz a las “hermanas”, asombradas de la exactitud de su vena imaginaria. Y si se escondían tras los setos de bog, era para poder rezar el rosario sin que nadie les molestara.

         Le pareció entonces que le gustaría ser religiosa, aunque no “tanto como las cosas que he dicho”, es decir, virgen y mártir o anacoreta en el desierto; y es que el claustro no satisfacía su afán por lo maravilloso.

(La Vida de Santa Teresa de Jesús, Arcaduz). 


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