martes, 25 de octubre de 2016

Instinto de conquista. Santo Cura de Ars (XXII)


A la oración juntó el Cura de Ars la penitencia, y fue, sin duda, para practicarla sin testigos, por lo que quiso vivir solo en la casa parroquial durante toda su vida. Si alguien pagaba por ellos, Dios perdonaría más fácilmente a los pobres pecadores: “Era, pues, menester a toda costa salvar las almas”.

Era un místico dotado de la verdadera intuición de las cosas: el espíritu del mal ejerce un poder tiránico sobre las almas impuras; se trataba nada menos que de librarlas de esa tiranía, y el Evangelio dice que “este linaje de demonios no se lanzan sino con el ayuno y la oración”. El Cura de Ars había recogido estas enseñanzas de labios del divino Maestro.


Veinte años después el Cura de Ars confiaría al reverendo Tailhades el secreto de sus primeras conquistas: “Amigo mío, el demonio no hace mucho caso de la disciplina y de otros instrumentos de penitencia. Lo que le pone en bancarrota son las privaciones en el comer, beber y dormir. Nada teme tanto como esto, y por lo mismo, nada es tan agradable a Dios. ¡Oh! ¡Cómo he tenido ocasión de experimentarlo! Cuando estaba solo, y lo estuve por espacio de ocho o nueve años, como podía entregarme sin medida a mis aficiones, llegaba a pasar días enteros sin comer…. Entonces conseguía de Dios cuanto quería para mí y para los otros”. 

(El Santo Cura de Ars, Arcaduz).

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