miércoles, 5 de octubre de 2016

El camino de Ars. Santo Cura de Ars (XVII)


El nuevo párroco podía apenas descubrir su parroquia. Una niebla se había extendido sobre la campiña y velaba los horizontes. No habiendo encontrado quien les guiara, pasada la aldea de Toussieux, los viajeros se extraviaron y anduvieron durante algún tiempo a la aventura.

Un niño llamado Antonio les puso de nuevo en el mismo camino. “Amigo –dijo el sacerdote- tú me has mostrado el camino de Ars; yo te mostraré el camino del cielo”.


Después el joven pastor dijo que el sitio donde se hallaban era justo el límite de la parroquia. El cura de Ars se puso de rodillas y rezó.

Al divisar a la luz del crepúsculo aquellas casas cubiertas de paja: “¡Cuán pequeño es!” pensó; y luego, movido de un sobrenatural presentimiento, añadió: “esta parroquia, con el tiempo, no podrá contener a los que acudirán a ella”. Luego se arrodilló y rezó al Ángel de la guarda de aquel pueblo. Su primera visita fue para la iglesia.

(El Santo Cura de Ars, Arcaduz)

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