viernes, 27 de noviembre de 2015

Remedio para la impaciencia (II). P. Segundo Llorente (XIV)

Hace uno de buena gana lo que de ningún modo quisiera hacer, porque se hace de muy buena gana lo que sabe uno que es la voluntad de Dios; y no hay duda que Dios saca mucha gloria de ver que cuando las dos voluntades chocan, es la suya la que prevalece porque la otra cede libremente; y si nuestra voluntad cede siempre, estamos dando a Dios gloria constantemente.

Por eso siempre que me sobreviene algún contratiempo y me quiero impacientar, me sale al paso la consideración de no perder el tiempo haciendo ahora lo que luego tengo que deshacer arrepintiéndome; y las quejas e impaciencias interiores, por calladas y sordas que sean, a mí me parecen un género de blasfemia en almas consagradas por entero al servicio de Dios como somos, entre otros, todos los misioneros.


(P. Segundo Llorente, 40 años en el Círculo Polar)

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