sábado, 14 de noviembre de 2015

Dios pide consentimiento

       
Cuando Gabriel aparece ante María, ella tiene que responder. Hasta ese momento es la gracia de Dios que viene sobre Ella, el amor de Dios que la inunda, la invitación de Dios que se le ofrece y se le quiere entregar, y en ese momento queda pidiendo la respuesta de la Virgen, que Dios respeta. María lo piensa serenamente, no se toma días para hacerlo. Es admirable, en una decisión de tal trascendencia Ella cae en la cuenta: en este momento la salvación del mundo depende tanto del sí de la Virgen, como de la voluntad del Padre; porque cuando Dios pide consentimiento, lo pide de verdad. Si uno no se lo da, no se hace. Dios no juega, no bromea. Estima al hombre y tiene tal respeto de su libertad, de su dignidad dada por Él, que sin su consentimiento no actúa en el mundo, en el hombre. Dios pide al hombre su consentimiento en el orden de la salvación, y la respuesta que da María es su entrega de amor.


(Con María, P. Mendizábal).


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