"Torno a decir que está el todo o gran parte en perder
cuidado de nosotros mismos y nuestro regalo; que quien de verdad comienza a
servir al Señor, lo menos que puede ofrecer es la vida. No ha de volver las
espaldas a desear morir por Él y pasar martirio. Pues, ¿ya no sabéis, hermanas,
que la vida del buen religioso y que quiere ser de los allegados amigos de
Dios, es un largo martirio? Largo, porque para compararle a los que de presto
los degollaban, puédese llamar largo; mas toda es corta la vida y algunas
cortísimas. Y ¿Sabemos si seremos de tan corta, que desde una hora o momento
que nos determinemos a servir del todo a Dios se acabe? Posible sería, que, en
fin, todo lo que tiene fin no hay que hacer caso de ello; y pensando que cada
hora es la postrera, ¿quién no la trabajará?
(Camino de perfección, Santa Teresa de Jesús)
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