viernes, 24 de junio de 2016

Remedio para las tentaciones contra la castidad. Santo Cura de Ars (XIV)


Si predicaba la pureza de costumbres y la perfección de la vida cristiana, el Rdo. Vianney era el primero en dar ejemplo. Aquel sacerdote de treinta años se conducía ya con una admirable reserva; era muy sencillo y muy bueno, pero “evitando toda familiaridad”. Poseía aquel don peculiar de los santos de que habla el dulce San Francisco de Sales, el cual consiste “en ver a todos sin mirar a nadie”. Oraba y se mortificaba para dominar la carne, pues experimentaba, también en la parte baja de su naturaleza, lo estímulos del mal.


El Rdo. Tailhades le preguntó cómo había logrado liberarse de las tentaciones contra la santa virtud de la castidad. Respondiole que era efecto de un voto. El voto, pronunciado hacía veintitrés años, consistía en rezar todos los días una vez la Salve Regina y seis veces esta invocación: “Sea para siempre bendota a santa e Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios. Amen”.

(El Santo Cura de Ars, Arcaduz)

No hay comentarios:

Publicar un comentario