viernes, 17 de junio de 2016

Delicadeza en la Confesión


San Buenaventura tratando de la confesión dice que se guarden todos mucho no dejen de confesar algunas cosillas vergonzosas que suelen acontecer, con decir “esto no es pecado” o a lo menos no será mortal, y los pecados veniales no estamos obligados a confesarlos; porque han entrado grandes males, y a muchos les ha sido esto principio de su perdición. Dios os libre de dar esta entrada al demonio, y de abrirle este portillo, que no ha menester más para hacer su hecho: presto, juntándose la vergüenza con la vileza de la cosa, os hará creer que no fue pecado lo que era, o a lo menos había duda si lo era, y que lo dejéis y confesor y en gente que ha sido buena, y que no suele tener pecados.


Otras veces no se calla la culpa del todo, pero se dice tan diminutamente y por tales términos y rodeos, que casi no se entiende, o a lo menos no parece tan grave, que es como si no se dijese; porque lo que se confiesa se ha de confesar claramente; de manera que el confesor entienda la gravedad del pecado: y si uno confiesa alguna cosa de manera que no parezca pecado, o de manera que no se entienda la gravedad y circunstancia necesaria, es como si del todo la dejase de confesar. Ciégales y engáñales la vergüenza, o por mejor decir la soberbia, para que no se declaren del todo.

(P. Alonso Rodríguez, Ejercicio de Perfección y virtudes cristianas)

No hay comentarios:

Publicar un comentario