miércoles, 29 de junio de 2016

El señor Balley. Santo Cura de Ars (XV)


“Hubiera acabado yo por ser mejor si hubiese tenido la dicha de estar siempre con el señor Balley”. Nadie como él hacía ver hasta qué punto el alma puede desasirse de los sentidos y el hombre asemejarse a los ángeles… Para tener deseos de amar a Dios, bastaba oírle decir: “Dios mío, os amo de todo corazón”.

El señor Balley llevaba un cilicio; el Rdo. Vianney pidió secretamente a Claudina Bibost que le hiciesen “un chaleco de crines, que él vestía sobre sus carnes”. Cuando la visita de algún colega no los sacaba de su vida ordinaria era, como decía el Rdo. Vianney, una santa emulación: nada de vino, algunas patatas con pan moreno; a fuerza de reaparecer sobre la mesa un trozo de carne hervida había acabado por ennegrecerse. Fueron tan lejos en esto que algunos feligreses se creyeron obligados a dar parte al señor Courbon. “Felices vecinos de Ecully –replicó el Vicario general- que tenéis dos sacerdotes que hacen penitencia por vosotros”. Más aún: el párroco denunció a su vicario a la autoridad “porque traspasaba los justos límites” y el vicario denunció a su párroco por exceso de mortificación. El señor Courbon se echó a reír y los despidió a los dos.

Así transcurrió en Ecully el año 1816 y las primeras semanas de 1817. El señor Balley no pasaba los sesenta y cinco años; pero había vivido proscrito durante el Terror y los años de persecución valen por dos. Envejecido antes de tiempo, se apresuraba hacia la eternidad.

Cuéntase que después de administrada la extremaunción, los feligreses se retiraron y cura y vicario quedaron solos. El moribundo dio a su “amado Vianney” los últimos consejos y se encomendó a sus oraciones; sacó de la cabecera los instrumentos de penitencia: “Toma, hijo mío –murmuró a su oído- esconde esto; si lo encontrasen después de mi muerte pensarían que he expiado suficientemente mis pecados y me dejarían en el purgatorio hasta el fin del mundo”. Las disciplinas y los cilicios del señor Balley no quedaron ociosos.

(El Santo Cura de Ars, Arcaduz)

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