sábado, 4 de marzo de 2017

En una balanza


En una balanza puse
toda mi felicidad
y con tan solo una pesa
se inclinó mi libertad.

Esa pesa era su vida
la vida de quien me salvó
pagando por mi rescate
una muerte de dolor.

Qué otra cosa podía hacer
que darle mi corazón,
mi libertad y mi vida,
mi ternura y mi ilusión.

Esta fue la gran pesa
que la balanza inclinó
Dios me entregó su vida,
la mía le entregué yo.

Han pasado muchos años
y hoy le quiero repetir
la misma promesa que un día
me hizo sentir tan feliz.


Mª Jesús Alcázar

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