viernes, 3 de febrero de 2017

Si un pastor no quiere condenarse... Santo Cura de Ars (XXXV)


El bien no puede practicarse sin el sufrimiento; “no hay redención sin derramamiento de sangre”. Los santos no edificaron nada, sino sobre la base del sacrificio. El pastor de Ars conocía de sobra esta doctrina y se azotaba cruelmente y se imponía los ayunos más rigurosos para la conversión de su amada grey. Mas, por especial designio del Señor, otros dolores más acerbos había de sufrir de parte de la malicia más o menos consciente de los hombres.


Es imposible combatir desórdenes inveterados y arraigados vicios sin provocar resistencias. Estas resistencias el Rdo. Vianney las presentía y aguardaba.

“Si un pastor no quiere condenarse –decía- en cuento se introduce un desorden en la parroquia, es necesario que ponga bajo los pies el respeto humano, el temor de ser despreciado y el odio de los feligreses, aunque esté seguro de que al bajar del púlpito será asesinado, no debe arredrase. Un pastor que quiera cumplir con su deber siempre ha de estar espada en mano”.

San Pablo ya lo había escrito a los fieles de Corinto: “Gustosísimo me sacrificaré una o más veces por vosotros, aunque amándoos más, sea menos amado”.

El Cura de Ars “no quería condenarse”, y sus feligreses se convencieron bien pronto de ello.

(El Santo Cura de Ars, Arcaduz)

No hay comentarios:

Publicar un comentario