sábado, 19 de noviembre de 2016

Adoración y entrega. P. Mendizábal (XXIII)


En el portal, tenemos que mirar a María cómo adora, cómo ama, cómo se entrega. Renueva su entrega al entrar en este mundo: “No has querido holocaustos ni sacrificios; me has dado un cuerpo, vengo ¡oh Padre!, para cumplir tu voluntad”. Y eso mismo tenemos que hacer nosotros en la adoración eucarística. En ella Cristo se sigue entregando de la misma manera. Y en ella tenemos que adorarle entregándonos, como María se entregaba, diciéndole también nosotros que queremos ser suyos de verdad, que queremos adorarle y amarle, y acoger, como María, con espíritu de fe, con entrega sincera, su revelación de amor, su obra de amor, su obra de Redención.


El modelo de María nos ha de llevar a esa generosidad de entrega según las exigencias del Señor sobre cada uno de nosotros, acercándonos al misterio de Cristo, donde María nos enseña a adorarle. Que de veras, en los momentos de adoración que hagamos, sean momentos de aceptación del amor que Dios nos ofrece, y de entrega, reparando al mismo tiempo al Amor que no es amado.

(Con María, P. Mendizábal).

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