miércoles, 19 de noviembre de 2014

Si queremos dar gusto a Dios

 
        Si queremos dar gusto a Dios hay que reformar los gustos, debemos apetecer lo que rechaza la carne y rechazar lo que la carne apetece, pues "la carne se inclina lo contrario que es espíritu, y el espíritu a lo contrario que la carne" (Gal. 5, 7). Pues si es propio de los brutos la satisfacción de los sentidos, y propio de los ángeles atender a la voluntad divina, con razón si atendemos  a hacer la voluntad divina nos convertimos en ángeles, si nos damos a satisfacer a los sentidos nos convertimos en brutos. O ponemos en cuerpo bajo el poder el alma, o el alma quedará bajo los pies del cuerpo. "El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo..." nos dice el Señor. La abnegación es imprescindible para conocer y seguir al Señor.
 
         "No diré que un alma tiene verdadera vida interior si a la profunda vida de oración no le une una intensa vida de abnegación" (S. Ignacio de Loyola)
    
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario