sábado, 4 de noviembre de 2017

Pureza inmaculada, contra el espíritu de posesión. P. Mendizábal (XXIX)


María tiene una pureza inmaculada, y eso no es solo en el sentido carnal, sino también en el de libertad del corazón, libertad del egoísmo. Es pura, transparente, libre de todos esos condicionamientos. 

El espíritu de posesión amenaza continuamente el sentimiento de maternidad y de amor humano que se deforma, que se vuelve egoísta. En María no hay nada de eso, María está unidísima a Jesús. Desde el principio sabe que Jesús no es para Ella, es para la Redención del mundo. Ella ha dado el sí, cierto, pero en el que no están incluidos ni esclarecidos todos los aspectos de lo que será su trayectoria.

(Con María, P. Mendizábal)

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