jueves, 9 de noviembre de 2017

El lugar de Jesucristo


              La santidad que ha de tener el ministro de Dios en el altar, la expone así la Imitación: “El sacerdote revestido de los sagrados ornamentos ocupa el lugar de Jesucristo para ofrecer a Dios humildes preces por sí mismo y por todo el pueblo. Por delante y por detrás lleva la señal de la cruz del Salvador, por tener siempre presente la memoria de su Pasión… Lleva la cruz a la espalda, para aprender a sufrir con mansedumbre por amor de Dios el mal que los hombres pudieran ocasionarle. Y la lleva por delante, para llorar los propios pecados; detrás, para llorar los ajenos, acordándose de que es mediador entre Dios y el pecador… Cuando el sacerdote dice Misa, honra a Dios, alegra a los ángeles, edifica a la Iglesia, procura socorro a los vivos, reposo a los difuntos y hácese participante de todos los bienes.”

(Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior)

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