sábado, 18 de noviembre de 2017

Nuestro sí. P. Mendizábal (XXX)


Como María, debemos de tenerlo claro. En la aceptación de nuestra misión y de nuestra vocación, damos un sí confiado al Señor, y un sí a lo que todavía no sabemos que será en concreto, pero al que de antemano decimos sí.

¿Es razonable dar ese sí? Es razonable. ¿No es una aventura? Lo es. Toda entrega de amor es una aventura. Pero se apoya en el amor mismo, en el Señor, que nos conduce por ese camino. Y como conocemos el Amor y la Providencia de Dios, nos fiamos.


María lo da, y nosotros también lo debemos dar. Por eso es conveniente renovar continuamente ese sí en las circunstancias en las que nos vamos a encontrar, en los problemas que vayan surgiendo… Sabemos que hay muchos obstáculos que pueden insidiar nuestro camino, y que eso no lo teníamos presente explícitamente en el momento de nuestro sí, pero tampoco lo excluíamos. Mi sí no lo daba por esos detalles, sino que lo daba por la sustancia de mi entrega, de mi aceptación. 

(Con María, P. Mendizábal)

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