viernes, 20 de enero de 2017

Guerra a los bailes (II). Santo Cura de Ars (XXXII)


De las palabras pasaba el Sr. Vianney a las obras. Con las que permanecían rebeldes a sus consejos y amonestaciones, el señor Vianney se mostró excesivamente severo. Partiendo del principio de que no podían ser absueltos los pecadores si no renunciaban a la ocasión de pecar, cuando esta existía, el Cura de Ars negaba la absolución, aun por una sola falta, hasta la conversión total. Para ello tenía sus razones. De esta manera, buen número de feligreses, sin ser escandalosos, hubieron de aguardar meses, y aun años, antes de ser admitidos a los sacramentos. Una prueba de ello es el siguiente diálogo:

“Estuve seis años sin cumplir con el precepto pascual -decía en marzo de 1895 a Mons. Convert una venerable anciana cuyo marido iba confirmando sus dichos.

- ¡Seis años!

- Sí, de los 16 a los 22. Cada año iba a casa de mis padres, a la fiesta de Mizerieux, y allí bailaba un poco. En todo el año, no salía sino en aquella ocasión. En Ars entonces ya no se bailaba. Pues bien; esta única salida, que se renovaba todos los años, era la causa de que yo no recibiese la absolución.

- ¿Y qué le decía?

- “¡Si no te corriges en esto de bailar, estás condenada!...” Era muy lacónico.

- Pero, ¿es que bailabas en otras ocasiones?

- Jamás.

- Entonces, ¿por qué iba usted a confesar?

- Pensaba yo: “Si Dios me envía la muerte antes de que reciba la absolución, espero que tendrá en cuenta mis deseos de recibirla”. Mi madre preguntó al señor Cura si podría confesarme en otra parte.

- “Como usted quiera, -respondióle- pero prefiero que se quede sin cumplir con la parroquia a que se vaya a confesar a otra parte”.

(El Santo Cura de Ars, Arcaduz)

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