viernes, 27 de enero de 2017

Dios llama a muchos. P. Segundo Llorente (XXIV)


Cada vez que veo estudiantes rebosando salud; chicos guapísimos con el cabello partido en crenchas muy galanas; jóvenes esbeltos que parecen cincelados por el buril del mismísimo Fidias; al pensar luego que o no son católicos, o si lo son, no aspiran más que a terminar una carrera que les facilite trabajar a la sombra, cobrar un sueldo ramplón, criar media docena de hijos y llegar luego a viejos sentados en la butaca de algún casino con compadres tan canos y calvos como ellos, se me subleva la sangre y me viene la tentación de agarrarlos por las solapas y decirles con acento lastimero:


- Pero, hombre, ¿no ves que estás perdiendo la ocasión de poderte cubrir de gloria marchando a las misiones donde con tus fatigas, con tus dolores, con tus esfuerzos, con sufrimientos de todo género llevados alegremente por amor de Dios puedes convertir un sinnúmero de almas que glorifiquen eternamente contigo a Jesucristo?

Nos sobran ya abogados, ingenieros, médicos y veterinarios. Lo que nos hace falta con toda urgencia son chicos como tú que vayan hoy mismo a los noviciados y marchen luego a conquistar el mundo para Cristo. Si me dices que Dios no te llama, vete a la iglesia; arrodíllate ante el sagrario; di a la santísima Virgen que presente ella tu petición a su divino Hijo. Diles que tú quieres venirte aquí de voluntario. Veremos luego si te llama Dios o no te llama.

(P. Segundo Llorente, 40 años en el Círculo Polar)

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