miércoles, 24 de mayo de 2017

La llamada de Dios. Santa María Magdalena de Pazzi (II)


Tenía 16 años. A los 10 ya se había consagrado al Señor con el voto de virginidad.

Amaba a los suyos con toda el alma, pero había una jerarquía de valores. Su padre se oponía tenazmente a que abrazase la vida religiosa. Los días iban pasando y el llamamiento divino se hacía cada vez más insistente. Un día se presentó ante su padre del todo resuelta, y ocultando el interior combate, le dijo:

- Padre mío, os digo que estoy decidida a dejarme antes cortar la cabeza que renunciar a ser religiosa.

Don Camilo contempló silencioso a su amada hija. ¡Aquella hija tan sumisa y tan pronta a rendirse…! No, no era ella la que en aquel momento hablaba: la impulsaba el Espíritu de Dios. Crudísimo combate se entabló en su corazón mientras la niña esperaba la respuesta. 

Triunfó la gracia y aquel buen cristiano llegó a persuadirse de que cuando Dios llama hay que ceder. Ahora, faltaba convencer a la madre, que también era reacia a dar su consentimiento. Por fin, un día, abrazando cariñosamente a su hija, dijo doña María:

- Pues que así lo quieres, así sea. No quiero oponerme más a tu deseo y a la voluntad de Dios. Haz pues, tu gusto y lo que Dios te inspira.

El permiso para consagrarse al Amor le estaba concedido.


(Santa María Magdalena de Pazzi)

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