martes, 28 de octubre de 2014

El camino lo tiene que elegir el Señor



           Tú no tienes que elegir ningún camino, el camino lo tiene que elegir el Señor” (Papa Francisco).
        
         Toda nuestra perfección está cifrada en amar a nuestro amabilísimo Dios, según aquello de San Pablo: Tened caridad, que es vínculo de perfección (Col., III, 14). Pero toda la perfección del amor está fundada en conformar nuestra voluntad con la voluntad de Dios.

         Por consiguiente, tanto más amará el alma a Dios cuanto más unida esté con su divina voluntad. Verdad, es que agradan al Señor las mortificaciones, las meditaciones, las comunicaciones, las obras de caridad que ejercitamos con el prójimo; pero solamente cuando están conformes con su voluntad santísima; de lo contrario, lejos de ser de su agrado, las detesta .

         El hombre que quiere obrar por propio antojo, con independencia de Dios, comete una especie de idolatría, porque en este caso, en vez de adorar la voluntad de Dios, adora en cierto modo la suya.

         Añádase a esto que la mayor gloria que podemos dar a Dios es cumplir en todo su santísima voluntad. Esto de buscar la gloria de su Padre, fue lo que principalmente vino a enseñar con su ejemplo nuestro Redentor, cuando del cielo bajó a la tierra.


         (S. Alfonso Mª de Ligorio)




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