martes, 28 de octubre de 2014

Santa Teresa de Jesús (I)


“Que no era todo nada, y la vanidad del mundo, y cómo acababa en breve, y a temer, si me hubiera muerto, cómo me iba al infierno; y aunque no acababa mi voluntad de inclinarse a ser monja, vi que era el mejor y más seguro estado, y así poco a poco me determiné a forzarme para tomarle”.
Vivió en Nuestra Señora de Gracia año y medio de lucha interior: “el espíritu le pedía ser monja y el sentido le apartaba de ello… y aun peleaban en su pecho como en estacada o pelea”.

         La decisión de vencerse estaba tomada, pero la lucha interior no cesaba. Teresa argumentaba consigo misma: “que los trabajos y pena de ser monja no podían ser mayor que la del purgatorio, y que yo había bien merecido el infierno; que no era mucho estar lo que viviese como en el purgatorio, y que después me iría derecha al cielo, que éste era mi deseo”. Pero al mismo tiempo, “poníame el demonio que no podría sufrir los trabajos de la Religión, por ser tan regalada”… “A esto me defendía con los trabajos que pasó Cristo, porque no era mucho yo pasase algunos por Él; que Él me ayudaría a llevarlos”. “Pasé hartas tentaciones estos días… más me parece me movía un temor servil que amor”.




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