sábado, 12 de diciembre de 2015

La sencillez.


La sencillez es la virtud por la cual se dirige el alma hacia Dios, desprecia los juicios de los hombres, ¡Todo por Dios!

El alma sencilla es abierta, leal, cándida, está llena de claridad y limpidez, vence siempre por su rectitud y franqueza.

El alma sencilla realiza su obra en la sombra, desdeña la alabanza y el ruido, adorna el mundo, pero lejos de ella las pompas.


El alma sencilla recorre suavemente la vida, y transcurre silenciosa como un riachuelo se desliza por el cauce, pero el Cielo se mira en su aguas.

Y así es virtud tan maravillosa que Dios la ama, y rebela las cosas a los sencillos y las oculta a los sabios y entendidos. Los hombres la quieren porque hasta los corazones más falsos viven encandilados por su encanto. La sencillez hace vivir con una confianza sin medida, porque descansa en Dios y eso sirve para vivir henchida de serenidad y tranquilidad. Y si vive feliz, muere feliz porque recibe gracias sin medida y cuando Dios la llama, muere como había vivido: sencillamente.

La sencillez hace al alma dichosa, y amada por Dios y por el resto del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario