sábado, 5 de marzo de 2016

Obediencia en la fe. P. Mendizabal (XVIII)


La obediencia en la fe también tiene repercusión en nuestra vida. Nuestro diálogo interior con Dios tiene una repercusión en la sociedad, en los demás, aunque se viva en el escondimiento. El Señor viene a nosotros en todas partes, y tenemos que saber hacer de nuestro corazón el lugar de encuentro con Dios, el templo en el que Él viene a visitarnos. Entonces, tratar de mantener la escucha, el corazón siempre abierto al Señor, mientras damos un sí a lo que nos propone. En todas partes puede mantenerse ese diálogo. Pero que, en cualquier cosa que el Señor nos vaya pidiendo, a través de sus inspiraciones interiores, de sus normas, de sus preceptos, de sus mandamientos, de las circunstancias en las que nos coloca o permite que nos encontremos, vayamos más allá del mero cumplimiento de lo que nos pide, y nos habituemos a renovar nuestra entrega.

Pues bien, esto nos puede hacer reflexionar, fijarnos y aprender de María ese amor que se consagra. Que Ella nos renueve interiormente en la fuerza de un amor que sea capaz de darse porque ama, en amor: “el amor que se entrega y que sabe dar la vida”.

(Con María, P. Mendizábal)

No hay comentarios:

Publicar un comentario