¡Qué
importa el pesar de un momento, el sufrir de un instante!... Lo que sé decir,
es que no hay dolor que no tenga compensación en esta o en la otra vida, y que,
en realidad, para ganar el Cielo se nos pide muy poco. Aquí en la Trapa quizá
sea más fácil que en el mundo, pero no es por el género de vida éste o aquél,
pues en el mundo se tienen los mismos medios de ofrecer algo a Dios; lo que
pasa es que el mundo distrae y se desperdicia mucho.
El hombre
es el mismo aquí que allí; su capacidad para sufrir y para amar es la misma;
adondequiera que vaya llevará la Cruz. Sepamos aprovechar el tiempo…, sepamos
amar esa bendita Cruz que el Señor pone en nuestro camino, sea cual sea, fuere
como fuere.
(S. Rafael Arnaiz, Saber Esperar)
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